sábado, 11 de enero de 2014

3ª Página H. Parroquial



CARTA DE UNOS PADRES A SU HIJO BAUTIZADO

«Querido hijo:
                   Hoy hemos querido bautizarte en Cristo Jesús, sumergirte en la muerte y resurrección del Dios en el que creemos. Con esta carta, que más adelante serás capaz de leer, queremos decirte por qué.
                   No te hemos bautizado para imponerte nuestra opción, sino para abrir ante ti un camino de libertad que mañana tú podrás elegir y seguir libremente. Hemos querido darte lo mejor que tenemos.
Creemos que esta pequeña semilla de la fe, sembrada hoy en el jardín de tu corazón, entre la luz del día y las tinieblas de la noche, germinará en lo más secreto de tu vida.
                    Te hemos sumergido hoy en el océano de amor de Jesucristo para darte una nueva fuerza, mayor que nosotros y mayor que tú. Una fuerza que te dará valor en tus luchas, clarividencia en tus opciones, luz en tus pasos. Una fuerza que te dará esperanza y alegría para vencer a las fuerzas del mal.      

 Hemos querido bautizarte en Cristo para que seas un hombre (una mujer) libre y en pie, en medio de este mundo a veces un tanto loco. Y, sobre todo, para que seas un hermano (una hermana) que construya con Dios el futuro de nuestra tierra.
                   Has de saber que, aunque un día llegues a olvidar este don inmortal, seguirás secretamente marcado por el fuego de su llamada.
                   Como María cuando presentó a su Hijo Jesús en el Templo, hemos querido traerte al umbral de la Casa de Dios, ponerte en los brazos de su Iglesia e introducirte en un pueblo de buscadores que se convierten en hermanos y hermanas.
                   Y cuando, mañana, ya no podamos hacer nada por ti, te quedará al menos, grabada en tu frente y en tu corazón, esta cruz de Cristo vencedor.
                   Porque Él y sólo Él, tu Salvador y Señor, trazará mañana para ti un camino de paz y libertad.
                   Más allá de tus angustias y tus miserias, será Él quien abra para ti la Casa de su Padre y de tu muerte haga brotar su eternidad.
                                                                           M. Hubaut 


El ateo y los guías
           
            Hace algunos años un científico ateo ascendía a una gran montaña guiado por algunos cristianos. Observó que sus guías, cuando atardecía, se detenían en cualquier rincón y se ponían a rezar y celebrar la eucaristía.



            Se acercó el científico y les preguntó qué era lo que hacían. "Hacemos oración", contestaron. "¿Y a quién se dirigen en la oración?", volvió a preguntar. "A Dios", le respondieron. El científico sonrió maliciosamente y les preguntó: "¿Han visto ustedes a Dios alguna vez?". Le respondieron que no. "Y, ¿lo han tocado con sus manos?". Nuevamente le dijeron que no. "¿Han escuchado la voz de Dios con sus oídos?". La respuesta nuevamente fue negativa. El científico concluyó: "¡Entonces no sean ustedes locos! Si nunca han visto a Dios, ni lo han tocado, ni oído, ustedes no deben creer en Dios".



            Los cristianos no le dijeron nada por el momento.



            A la mañana siguiente, mientras amanecía con una aurora espectacular, el científico salió de la carpa y, al ver las huellas de un león, les comentó a los guías: "Por aquí pasó un León". Uno de los cristianos le preguntó al ateo: "Pero señor, ¿acaso ha visto usted al león?". "No lo he visto", respondió. Volvió a preguntarle: "O, ¿acaso lo oyó cuando pasó por aquí?". "Nada de eso", dijo el científico. "¿Lo tocó con sus manos?", insistió el guía. "Tampoco". El cristiano concluyó: "Entonces usted está loco: ¿Cómo puede creer que pasó por aquí un León, si usted no lo vio, ni lo oyó, ni tocó con sus manos?". El científico, señalando el suelo, repuso enojado: "Es que aquí sobre la arena están las huellas del León". Entonces el cristiano, mirando el cielo y señalando la aurora que asombraba a todos, concluyó: "Señor, ahí tiene usted las huellas de Dios; por tanto, no cabe duda de que Dios existe y actúa. Un Dios que también lo ama y ha dejado su huella en toda la creación, incluso en usted mismo, aunque usted no lo reconozca".



 

EL ERMITAÑO y DIOS
           
            Cuenta la leyenda que un ermitaño, en oración, oyó claramente la voz de Dios: le invitaba a acudir a un encuentro especial con Él. La cita era para el atardecer del día siguiente en lo más alto de una montaña lejana.
         Temprano se puso en camino; necesitaba todo el día para llegar al monte y subirlo; ante todo, quería llegar puntual a la importante entrevista.
         Atravesando un valle se encontró a varios campesinos ocupados en intentar controlar y apagar un incendio declarado en el bosque cercano y que amenazaba las cosechas y hasta las propias casas de los habitantes. Reclamaron su ayuda porque todos los brazos eran pocos. El ermitaño sintió la angustia de la situación y el no poder detenerse a ayudarles. No debía llegar tarde a la cita y, menos aún, faltar a ella. Así que con una oración para que el Señor los socorriera apresuró el paso, ya que había de dar un rodeo a causa del fuego.
         Tras difícil subida, llegó a lo alto de la montaña, jadeante por la fatiga y la emoción. El sol comenzaba a ponerse; llegaba puntual, por lo que dio gracias al cielo en su corazón.
         Miró en todas las direcciones. El Señor no aparecía por ninguna parte. Por fin descubrió visible sobre una roca algo escrito. Leyó: «Dispénsame; estoy ocupado ayudando a los que apagan el incendio». Entonces el ermitaño comprendió dónde debía encontrarse con Dios.
         A Dios lo encontramos en el prójimo. Y ante el prójimo podemos adoptar cuatro actitudes:
         - primera actitud, la de ver en él a un enemigo;
         -segunda actitud, la de ver en él sólo un objeto en el que puedo encontrar placer u otras ventajas materiales, y si no me sirve para eso lo tiro como se tira un trapo. Y algunos a esto le llaman amor.
         - Tercera actitud, la de verlo con indiferencia, ni para bien ni para mal.
         - Cuarta actitud es la actitud de servicio.
Son los que tienen la actitud de servicio al prójimo y no los que dicen «Señor, Señor» los que entrarán en el reino de los cielos, porque ellos cumplen la voluntad de Dios.



Olivia gateaba 4 km para ir a misa

         Olivia es el nombre de una joven de Mozambique, que carece de piernas y que gateaba cuatro kilómetros todos los domingos para asistir a misa en la ciudad africana de Chissano.
Hasta que un día un grupo de religiosas de la congregación Hermanitas de los Ancianos Desamparados que partió el pasado año desde Valencia para fundar un asilo en dicha ciudad, vieron de lejos que algo se movía, cual fue su sorpresa cuando se encontraron con la chica que iba para acudir a Misa.
Observaron estas monjas que la arena del camino le quemaba las palmas de las manos.
        
Ante ese testimonio de superación y de fe heroico, las religiosas le han proporcionado una silla de ruedas por parte de un benefactor. (Esta noticia la escuché en el programa radiofónico de Manuel Mª Bru).
     
El Señor, ha premiado a Olivia en su esfuerzo por ir a recibirle. Nosotros, que tenemos Iglesias en casi todas las principales calles de nuestra ciudad, a veces nos cuesta desplazarnos: sí es verano, porque hace mucho calor, sí es invierno porque hace mucho frío.


Podríamos quedarnos con el testimonio de amor a la Eucaristía que nos ha dado esta joven Mozambiqueña.
     
 Lo que entendió la monja en Kosovo, 
cuando era soldado
    
 Nuestro país es el primero de Europa en el consumo de cocaína, el primero en número de abortos, el que tiene el índice de natalidad más bajo, el que tiene más inmigrantes sin papeles, la inseguridad ciudadana muchos la padecemos y la violencia de género es noticia de casi todos los días. 

        ¿Por qué pasa? ¿Hemos perdido la sensibilidad? ¿O será que somos tan egoístas que solo vamos de espectadores por la vida

        Matilde de Luis, soldado profesional en Kosovo que ha dejado el ejercito para hacerse monja, explica: “En Kosovo comprendí que el mundo debía cambiar, y me di cuenta de que para conseguirlo la que tenía que cambiar era yo”.

        Si queremos podemos cambiar, no estamos solos. Hemos de ser optimistas y objetivos. Aunque veamos deficiencias y errores, abundan siempre muchas actitudes positivas, realidades buenas en las mujeres y en los hombres con quienes nos encontramos, y en el ambiente en que nos movemos.





DOS AMIGOS DISCUTIERON

Dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
“HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO".
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
“HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVO LA VIDA" . 

Intrigado, el amigo preguntó:
¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió:
 
"Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo. Por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde no haya viento ninguno en todo el mundo que podrá borrarlo".






 
“Espejos”


  Un día, descubrió Satanás un modo de divertirse. Inventó un espejo con una propiedad mágica: en él se veía feo y mezquino todo cuanto era bueno y hermoso y, en cambio, se veía grande y detallado todo lo que era feo y malo.

      Satanás iba por todas partes con su espejo. Y cuantos se miraban en él se horrorizaban: todo aparecía monstruoso.

      Un día le pareció tan delicioso el espectáculo que se desternilló de risa y el espejo se le fue de las manos, partiéndose en millones de pedazos. Un huracán, potente y perverso, desperdigó por el mundo los trozos del espejo.

      Algunos trozos eran muy pequeños y penetraron en los ojos de muchas personas. Comenzaron a verlo todo al revés: sólo percibían la maldad por todas partes.

      Cuando Dios se dio cuenta, se entristeció, y decidió ayudar a los hombres. Se dijo: "Enviaré al mundo a mi Hijo. Él es mi espejo, el reflejo de mi bondad, de mi justicia y de mi amor. Refleja al hombre como yo lo he pensado y querido".




      Y Jesús vino como un espejo del Padre para los hombres. Quien se miraba en él descubría la bondad y hermosura, y aprendía a distinguirlas del egoísmo, la mentira y la injusticia.
      Muchos amaban este espejo y siguieron a Jesús. Otros, en cambio, decidieron romperlo. Y lo asesinaron.
      Pero se levantó un huracán: el Espíritu Santo. Arrastró los fragmentos por todo el mundo. El que recibe una mínima centella de este espejo empieza ver el mundo y las personas como las veía Jesús: las cosas buenas y hermosas, la justicia y la generosidad, la alegría y la esperanza; mas la maldad y la injusticia aparecen como vencibles y cambiables.
Bruno Ferrero
 

 

CÁRITAS

  “vive sencillamente para que otros,


    sencillamente, puedan vivir. “

               
  El lema de la Campaña institucional de Cáritas "Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir" pone en cuestión el modelo de convivencia que impera en nuestra sociedad y nos invita a "tener un papel activo, participativo y protagonista en el proceso de hacer sociedad/comunidad mediante la generación de lazos y vínculos auténticamente humanos"(Modelo de Acción Social, Cáritas).
      En un mundo dominado por la economía y las finanzas donde lo único que parece importar son las cuentas de resultados, es la hora de las personas. Un tiempo para ser protagonistas de nuestra historia, para tomar las riendas de nuestra vida y cambiar el rumbo de determinadas dimensiones de la vida personal y colectiva.
       Es tiempo de Caridad, y Cáritas te invita a cambiar de estilo de vida, a vivir con sencillez, a adoptar valores de sobriedad, mesura y simplicidad voluntaria, a construir otro modelo de convivencia y de relaciones con los demás, lejos del consumismo, donde seamos capaces de construir solidaridad y comunidad desde la compasión y la comunión, desde la capacidad que tenemos todos de sentir y vibrar con el otro, desde la igualdad y dignidad común que nos identifica como seres humanos, miembros de una misma familia humana.

      Vivir sencillamente no se reduce a una pura cuestión material de conformarse con tener pocas cosas, sino que abarca a todo el ser de la persona. Implica una OPCIÓN de vida; es un COMPROMISO personal por un estilo de vivir CONTRACORRIENTE a los valores que promueve el modelo económico y social actual.



 

Liturgia y Vida


Testigos de la Fe en el mundo“.  Este es el lema elegido para la jornada de este año del Día del Apostolado Seglar y de la Acción Católica”, jornada que se celebra coincidiendo con la festividad de Pentecostés.

Hagamos una pequeña reflexión:

Cristianos. Sí, no otra cosa. Seguidores de Jesucristo, de su Evangelio, dóciles a la acción del Espíritu, hijos de un mismo Padre y, por lo tanto, hermanos.

Laicos. O, lo que es lo mismo, no consagrados especialmente. Del pueblo llano y sencillo pero con la misma dignidad de todos los cristianos, la de ser hijos de Dios por medio del Bautismo. Su trabajo fundamental es “de tejas abajo”, aquí, en el mundo, con sus manos, con su trabajo, en su familia, en su lugar de ocio, con lo que son y con lo que tienen, haciendo realidad y concretando el Reino de Dios.

Constructores. No destructores. Cada uno a su manera. Unos diseñan los planos, otros fabrican las piezas, otros las distribuyen, otros las ensamblan, otros las rematan, otros supervisan y corrigen el trabajo...


De Esperanza. No somos “optimistas”. No pensamos que todo va “a salir bien”, que “no va a haber problemas”. Tenemos, vivimos y necesitamos esperanza. La misma de los Apóstoles, que sabe ver más allá del aparente fracaso, de la dificultad, del desánimo.
Nos toca a la inmensa mayoría de los que leemos estas líneas ponernos el “mono de trabajo” y ¡manos a la obra! … de Dios. ¡A construir el Reino!. Ahora más que nunca, con la ayuda del Espíritu. Hay que mostrar a todos que otro mundo es posible. Hay que seguir mostrando que Dios nos quiere y nosotros le queremos y por eso nos amamos.
Hay que seguir mostrando que hay esposos que se quieren y viven unidos, fieles, felices; trabajadores que cumplen con su trabajo para servir a través de él y procuran cada día ser mejores profesionales; estudiantes que aprovechan su momento y se forman integralmente como personas para aportar en el futuro a la sociedad (que no todo es botellón…), niños que viven con alegría… ancianos que preparan su encuentro con el Padre compartiendo con Cristo nuestro hermano (voluntarios, cuidadores de familiares enfermos, solícitos con el necesitado)…Y tantos y tantos que de tantas y tantas maneras, amamos a Cristo, con obras y con palabras.
                   
Todos somos necesarios en esta gran empresa.

Sin tu participación quedará incompleta. ¡A trabajar!

                                                                 Un padre de familia-Agente pastor

 
MES DE MAYO,
MES DE MARÍA.

          1.-No hay medida humana capaz de calibrar lo que cuesta un hijo a su madre.

Y cuántas veces tienen que oír, ver y sufrir las impertinencias del hijo. Uno, pequeño de seis años, cuya madre no accedía a comprarle lo que él quería, le decía: "¡Qué mala eres mamá! No conozco ninguna mujer tan mala como tú.
-"No te preocupes, hijo mío, le contestó la madre, ya la conocerás".
El amor materno es un milagro de amor, el más fiel reflejo del amor divino.
Madre, enséñanos a amar como tú amaste a Jesús, tu Hijo y a todos los que te rodeaban, a todos mirabas como a hijos.
Gracias, María, a mí también me miras con ese amor de Madre.


         2.-Cuentan que Miguel Ángel, sólo firmó, de todas sus obras, La Pietá. En un repliegue del manto de la Virgen puso su nombre, en el año 1500.
El rostro de la Virgen reproduce el de su madre. Y la madre de Miguel Ángel había muerto cuando él tenía cinco años.
Impresiona comprobar como se graba en la mente del niño la imagen de su madre. Y es muy lógico que esa imagen sea el punto de apoyo y de partida para imaginarnos a la Virgen María.
Aunque sería más exacto decir, parafraseando el Génesis, al hablarnos de la creación del hombre, que nuestras madres están hechas "a imagen y semejanza" de María. Ella es el modelo de Madre. O, mejor dicho, es la Madre por excelencia.


 

MES DE MAYO,
MES DE MARÍA



1.   Alégrate, María, el Señor está contigo.

Y Dios nos regaló una Madre, la “Bendita entre todas las mujeres"
Es bueno acudir con frecuencia a la Madre y presentarle una petición: que nos indique lo qué debemos hacer. Ella nos dirá lo que dijo en las bodas de Caná: "Hacer lo que Él os diga". Una invitación a escuchar a Jesús. Si de verdad queremos escucharle, le sobran medios para hacerse entender.

2. No hay medida humana capaz de calibrar lo que cuesta un hijo a su madre.
Y cuántas veces tienen que oír, ver y sufrir las impertinencias del hijo. Uno, pequeño de seis años, cuya madre no accedía a comprarle lo que él quería, le decía: "¡Qué mala eres mamá!. No conozco ninguna mujer tan mala como tú.
"No te preocupes, hijo mío, le contestó la madre, ya la conocerás".
El amor materno es un milagro de amor, el más fiel reflejo del amor divino.
Madre, enséñanos a amar como tú amaste a Jesús, tu Hijo y a todos los que te rodeaban, a todos mirabas como a hijos.

Gracias, María, a mí también me miras con ese amor de Madre.


Liturgia y Vida





Durante este mes es probable que a muchos de nosotros nos toque asistir a alguna “Primera Comunión”, bien como padres, bien como invitados, o simplemente porque acudimos a la celebración de la Eucaristía y ese día hay unos cuantos niños celebrando su Primera Comunión. Da igual. Para todos van estas pequeñas sugerencias por si pueden ayudar a que de verdad ese día el verdadero protagonista no sea el niño o la niña sino Jesús Resucitado, hecho alimento para nuestra vida cristiana.



Valora la Celebración de la Eucaristía. Los niños actúan por imitación. La importancia que le den los padres y los adultos será la que ellos le den. Viste con decoro, llega puntual, participa activamente con los gestos, las aclamaciones… comulga (prepárate antes, con el sacramento de la reconciliación, si es necesario) 



Ayuda a celebrar. Participando activamente o, cuando menos, guardando silencio. No utilices el templo como un estudio fotográfico durante la celebración ni te comportes como si estuvieras en el bar. Estas recomendaciones van dirigidas a los invitados, los padres han de procurar hacérselas llegar.



Se austero. No es necesario “tirar la casa por la ventana” para ir arreglado a la celebración. No es necesario comprar trajes nuevos como tampoco es necesario gastar un dineral en un gran banquete.





Acompaña la fe del niño. Ojala que entre los regalos que recibirá el niño ese día haya alguno, por lo menos, que tenga un sentido cristiano y que le ayude en su camino de fe. Una Biblia infantil, algún libro de temática religiosa, algún símbolo religioso.



Comparte. El día en que por primera vez el niño recibe el Cuerpo de Jesús que se parte y se reparte es bueno que hagamos lo mismo que hizo él y que nos enseñó. Es bueno que el niño y su familia compartan con la Parroquia y entreguen dinero para su sostenimiento y para la atención a los pobres y necesitados. Otra cosa más es hacer los gastos en tiendas solidarias, de comercio justo o que tengan repercusión social (p. ej. Aprosuba). 

Son sólo algunas pistas, la fe y el compromiso de cada cual harán que se tengan o no en cuenta, y que eso se manifieste en su conducta y en la forma de celebrar.
 


Liturgia y Vida



Estamos todavía en el Tiempo de Pascua. Desde antiguo en la Iglesia era el tiempo propicio para celebrar el Sacramento del Bautismo e incorporar nuevos miembros a la comunidad de los seguidores de Jesucristo. También suele coincidir actualmente con el momento en que los niños que se han preparado para ello reciben por primera vez a Jesús sacramentado, hacen la Primera Comunión. En ambos casos los padres tienen mucho que ver.



Los padres son los primeros educadores de sus hijos, desean lo mejor para ellos y por eso han de ocuparse y preocuparse de elegir lo que consideran mejor para ellos. Desde esta perspectiva un día decidieron solicitar a la Iglesia el Bautismo para sus hijos comprometiéndose a hacer todo lo posible para educar y formar en la fe a sus hijos, haciendo que poco a poco fuese madurando en ellos y que no se apagase la luz encendida el día de su bautismo.



Dentro de esta educación y formación de la fe lo fundamental es el testimonio personal y directo de los propios padres. Y estos no están solos. La Iglesia les ofrece lugares y procedimientos para su propia formación (por supuesto la Eucaristía dominical; Catequesis de Adultos; Movimientos Familiares; Medios de Comunicación; Escuela de Padres…) y la de sus hijos. Para los hijos son dos los cauces formativos principales. La Catequesis y la Clase de Religión, ambos complementarios y no excluyentes. Mientras en la Clase de Religión se enseñan los contenidos de nuestra fe en la Catequesis se hace más hincapié en el aspecto vivencial y celebrativo de la fe, en cómo cada uno sigue hoy a Jesucristo según sus circunstancias personales y familiares. Así en la Clase de Religión se habla, por ejemplo, de los sacramentos, cuáles son, en qué consisten, de que partes o elementos constan y en la Catequesis se realiza la preparación para recibirlos adecuadamente y que sean un encuentro personal con Jesús en medio de nuestra vida.





Y hablando de la Comunión, de la “Primera Comunión”. Hagamos unas pequeñas observaciones.



Que no sea la primera y “última” comunión. Se recibe a Jesús por primera vez como alimento para nuestro caminar cristiano por la vida. Si no seguimos alimentándonos nos moriremos. Es necesario que el niño siga participando en la Eucaristía (mejor junto a sus padres) y asistiendo a Catequesis y a la Clase de Religión para completar su formación.



Que Jesús sea el protagonista. El día de la Primera Comunión se celebra eso, la primera vez en que Jesús es recibido como alimento y la participación con la comunidad adulta en la Eucaristía. No podemos hacer que otros elementos empañen esta realidad.



Que celebremos una gran fiesta. Y no hay mejor fiesta que la Eucaristía ni mejor regalo que Jesús. Participemos activamente, atendamos a la celebración, a las oraciones, a las lecturas. Guardemos silencio y compostura para celebrar y dejar celebrar. Acompañemos a los niños que hacen la Primera Comunión, enseñándoles con nuestro ejemplo como comportarse y acercándonos también nosotros a comulgar. Luego podremos, si queremos, continuar la fiesta con amigos y familiares, de una manera sencilla, como sencilla fue la vida de Jesús.


 

CLASES DE RELIGIÓN CATÓLICA 2.013-14

Llega el momento de inscribir a vuestros hijos en la clase de religión en el colegio. .

Vosotros, queridos padres, valoráis mucho la clase de religión católica. La inmensa mayoría venís pidiendo esta enseñanza curso tras curso con plena libertad y constancia admirable. Os damos las gracias por el interés que demostráis en la formación completa de vuestros hijos.
. Es vuestro derecho propio y constitucional. El Estado tiene la obligación de facilitaros el ejercicio real de este derecho fundamental, que a vosotros os asiste y a nadie perjudica.


UN DERECHO:

“Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. ( Constitución Española Artículo 27.3)”

El estudio de la religión en la escuela es un instrumento precioso para que los niños y los jóvenes crezcan en el conocimiento de todo lo que significa su fe, a la par que van desarrollando sus saberes en otros campos. Comprenderán que creer en Dios ilumina las preguntas más profundas que ellos mismos llevan en el alma y que Jesucristo es la revelación plena del misterio de Dios y del camino del ser humano. Entenderán la cultura en la que viven, cuyos valores y expresiones artísticas y de todo orden hunden sus raíces en la fe cristiana. Aprenderán a valorar lo bueno que hay en otras religiones y a respetar la dignidad sagrada de todos los hombres, creyentes o no. Adquirirán una visión armónica del mundo y de la vida humana que les capacitará para ser personas más felices y ciudadanos más libres y responsables, constructores de verdadera convivencia y de una sociedad en paz.

Por tanto:

"SOLICITAD LA CLASE DE RELIGIÓN EN LOS COLEGIOS.”