sábado, 4 de octubre de 2014

Archivo: 3ª Página de la Hoja





Comulgar

"Dichosos los llamados a la cena del Señor". Así dice el sacerdote mientras muestra a todo el pueblo el pan eucarístico antes de comenzar su distribución. ¿Qué eco tienen hoy estas palabras en quienes las escuchan?
         Son muchos, sin duda, los que se sienten dichosos de poder acercarse a comulgar para encontrarse con Cristo y alimentar en él su vida y su fe. No pocos se levantan automáticamente para realizar una vez más un gesto rutinario y vacío de vida. Un número importante de personas no se sienten llamadas a participar y tampoco experimentan por ello insatisfacción ni pena alguna.
         Y, sin embargo, comulgar puede ser para el cristiano el gesto más importante y central de toda la semana, si se hace con toda su expresividad y dinamismo.
         La preparación comienza con el canto o recitación del Padre nuestro. No nos preparamos cada uno por su cuenta para comulgar individualmente. Comulgamos formando todos una familia que, por encima de tensiones y diferencias, quiere vivir fraternalmente invocando al mismo Padre y encontrándonos todo en el mismo Cristo.
         No se trata de rezar un "Padre nuestro" dentro de la misa. Esta oración adquiere una profundidad especial en este momento. El gesto del sacerdote con las manos abiertas y alzadas es una invitación a adoptar una actitud confiada de invocación. 
         Las peticiones resuenan de una manera diferente al ir a comulgar: "danos el pan" y alimenta nuestra vida en esta comunión; "venga tu Reino" y venga Cristo a esta comunidad; "perdona nuestras ofensas" y prepáranos a recibir a tu Hijo...
         La preparación continúa con el abrazo de paz, gesto sugestivo y lleno de fuerza que nos invita a romper los aislamientos, las distancias y la insolidaridad egoísta.          El rito, precedido por una doble oración en que se pide la paz, no es simplemente un gesto de amistad. Expresa el compromiso de vivir contagiando "la paz del Señor", restañando heridas, eliminando odios, reavivando el sentido de fraternidad, despertando la solidaridad.
         La invocación "Señor, no soy digno", dicha con fe humilde y con el deseo de vivir de manera más sana es el último gesto antes de acercarse cantando a recibir al Señor. La mano extendida y abierta expresa la actitud de quien, pobre e indigente, se abre a recibir el pan de la vida.
         El silencio agradecido y confiado que nos hace conscientes de la cercanía de Cristo y de su presencia viva en nosotros, la oración de toda la comunidad cristiana y la última bendición ponen fin a la comunión.
¿No se reafirmaría nuestra fe si acertáramos a comulgar con más hondura?



EL ATEO Y EL PASTOR

Aquel hombre no creía que Dios le amaba. Un día, caminando por los alrededores de su ciudad, se encontró con un pastor que, al verle triste y acongojado, le preguntó
‑ ¿Qué te pasa, amigo?
Estoy triste porque me siento solo.
‑ Yo también estoy solo,, pero no estoy triste.
Será que Dios te acompaña.
‑ Por supuesto.
Sin embargo, yo no tengo la compañía de Dios. No soy capaz de creer en su amor. ¿Cómo va a ser posible que Dios nos ame a todos uno por uno y me ame a mí personalmente?
‑ ¿Ves allí la ciudad? le preguntó el pastor‑. ¿Ves cada una de sus casas con sus ventanas? Pues bien, no debes perder la esperanza.
Mira, el sol es uno solo; pero cada ventana de la ciudad, incluso la más pequeño, recibe el beso del sol y es iluminado por su luz. 




La estampa
"Casi toda mi familia es católica, y se lo debe a mi abuelo. Había nacido en una familia no-católica de Hungría. Un día, siendo pequeño, encontró una estampa de la Virgen cuando iba camino de la escuela. La recogió y la guardó en un libro. Desde entonces no paró de preguntarse quién sería la hermosa Señora del grabado.
Un día uno de los profesores se la vio; se le había caído sin darse cuenta del libro. Muy enfadado interrogó a mi abuelo a ver dónde y cómo la había conseguido. A pesar de que dijo la verdad, le castigó severamente. Aquello no hizo más que agudizar la curiosidad que ya tenía. ¿Cómo era posible que alguien recibiera una castigo por llevar una estampa? Y lo más importante: ¿quién era la persona que estaba allí dibujada?
En 1905 llegó a América, allí conoció a mi abuela, que era protestante y se casaron. Se casaron por lo civil en 1917.
Su curiosidad por la estampa no paró hasta que en una iglesia católica le explicaron de quien se trataba. Y lo que empezó siendo curiosidad por la persona del dibujo, se convirtió en interés por la religión que la veneraba. Mis abuelos fueron a la catequesis, se convirtieron al catolicismo, se casaron por la Iglesia y educaron en la religión católica a sus once hijos.
Gracias a aquella estampa de la Virgen, mis 85 primos y mis 105 primos segundos son católicos.
Algunos aún no lo son. Pero de ellos ya se encargará mi abuelo, con la Señora de la estampa desde el cielo". 
Dios se suele servir hasta de lo más insignificante. Y por María siempre se llega a Jesús y a su Iglesia.

 
CURIOSIDADES
La crucifixión era un suplicio tan horroroso que los mismos primeros cristianos tardaron mucho tiempo en representar a Cristo clavado en cruz. Por eso, no se puede considerar ni como un vulgar amuleto ni como un objeto de adorno que se lleva colgado al cuello o que se clava en la pared, aunque sea en la pared de una iglesia.
La cruz es el signo y representación de algo sublime y extraordinario que se resume en aquella frase del evangelista San Juan (3, 16): «tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que crea en él no perezca sino que tenga vida eterna».
La fiesta de hoy nos ofrece la oportunidad de pensar en aquello que San Pablo decía a los Gálatas (6, 8): «Cristo se hizo obediente por nosotros hasta la muerte y muerte de cruz».
De ahí la importancia de la fiesta de hoy. Antes de la reforma litúrgica del Vaticano II, había dos fechas en las que se celebraba una fiesta similar: la «cruz de mayo» (día 3 de mayo), en la que se celebraba LA INVENCION DE LA SANTA CRUZ y el popular «día del Cristo» (14 de septiembre), día de LA EXALTACION DE LA SANTA CRUZ.
Acudiendo a la tradición existente entre ambas fiestas, actualmente fusionadas en una sola, los autores del misal de los PP. Dominicos, anterior a la reforma, exponen estas orientaciones que resumo:
«Habiendo allanado Adriano el Calvario con escombros y edificado sobre él un templo a Venus, la santa Cruz había desaparecido. Santa Elena, madre de Constantino, mandó hacer excavaciones alrededor del templo pagano y logró encontrar los santos clavos y el sagrado Madero, cuya señal inequívoca fue la repentina resurrección de un difunto. Dividio el santo Leño, en tres partes, una fue llevada a Roma, otra a Constantinopla y otra quedó en Jerusalén. La INVENCION DE LA SANTA CRUZ debe ser para el cristiano un motivo más para venerarla, ya que en ella somos salvados».
«La fiesta de la EXALTACION DE LA SANTA CRUZ se remonta al siglo IV. Por entonces, el 14 de septiembre, en la gran Basílica constantiniana de Jerusalén, se celebraba con gran solemnidad esta fiesta poniendo la Cruz en lo alto del ábside para que los miles de peregrinos asistentes pudieran venerarla. Esto era propiamente la EXALTACION DE LA SANTA CRUZ, nombre que quedó para el día de hoy (14 de septiembre) a partir del siglo VII en que el emperador Heraclio arrebató a los persas el sagrado leño que poco antes habían conquistado ellos. Esta es la historia de la fiesta de la exaltación de la santa Cruz. Venerando la Cruz honramos a Jesús que en ella nos redimió y glorificó».



EL HOMBRE MÁS SANTO DEL MUNDO
   
Hay una vieja narración egipcia que nos cuenta de un monje muy santo que vivía en el desierto, ayunaba a menudo y había abrazado la más abnegada pobreza.

Mucha gente de los alrededores lo tenían por santo, y se decía que era el hombre que estaba más cerca de Dios. 
Así parecía, puesto que este monje se pasaba mucho tiempo en serena contemplación y diálogo con el Señor.
Un día llegó a oídos del monje lo que la gente decía de él, y picado por la curiosidad le preguntó a Dios:
- Dime, Señor ¿es cierto lo que la gente dice de mí, que soy el hombre más santo y el que está más cerca de Ti?. 
- ¿De veras quieres saberlo? ¿Por qué estás tan interesado? – le pregunto Dios..
El monje le contestó: - No es la vanidad la que me mueve a preguntarte esto, sino el deseo de aprender. Si hay alguien más santo que yo, debo ser su discípulo para saber acercarme más a Ti..
Dios entonces le dijo: “Muy bien, baja por el sur del desierto al pueblo más cercano y pregunta por el carnicero del pueblo, él es el más santo”..
El monje se sorprendió mucho con la respuesta del Señor, pues en aquella época los carniceros gozaban de muy mala fama, pero obediente hizo lo que el Señor le indicó.
Llegó al pueblo y pudo observar a sus anchas al carnicero, y no encontró en él nada extraordinario. Al verlo incluso llegó a dudar, le pareció de bruscos modales, algo malhumorado y observó con preocupación, que cada chica hermosa que llegaba a la carnicería, era mirada de forma “no muy santa “ por el carnicero.
Cuando terminó de atender a la gente y se disponía a cerrar el negocio, el carnicero, sorprendido le preguntó qué quería. El monje le contó lo que le había llevado a verlo y el carnicero quedó más sorprendido todavía.
“ Mire Padre, yo no dudo de su palabra, pero me sorprende mucho que Dios le haya dicho eso, yo soy un gran pecador, aunque voy a la Iglesia no lo hago con la frecuencia con que debería. Pero en fin, mi casa es su casa “. Y le invitó a pasar y a comer con él, en tanto él entraba a una habitación en donde un anciano acostado en un lecho recibió todo el cuidado del carnicero, que le dio de comer en la boca y lo arropó con cariño para de que durmiera..
“Perdone mi indiscreción – le dijo el monje al carnicero - ¿es su padre? “No, lo es”- le respondió. “En realidad es una larga historia”..
“¿Podría contármela ?” le dijo el monje.
“A usted se la contaré, pues sé que los monjes saben guardar secretos. Este hombre fue quien mató a mi padre. Cuando vino al pueblo, mi primer impulso fue matarlo para vengarme, pero estaba viejo y enfermo y sentí pena por él. Luego recordé a mi padre, que siempre me enseñó a perdonar y en su nombre decidí tratarlo con amor, como hubiera tratado a mi padre, si aún viviera”..
No está más cerca de Dios el que cumple prácticas piedad o dedica mucho tiempo a realizar actos religiosos, sino aquel que ama y perdona aún al que lo odia.
Porque quien obra así hace lo mismo que Dios...........



ESCOGIENDO MI CRUZ

Cuentan que un hombre un día le dijo a Jesús:
‑ "Señor: ya estoy cansado de llevar la misma cruz en mi hombro, es muy pesada y muy grande para mi estatura".
Jesús amablemente le dijo:
‑ "Si crees que es mucho para ti, entra en ese cuarto y elige la cruz que más se adapte a ti"
El hombre entró y vio una cruz pequeña, pero muy pesada que se le encajaba en el hombro y le lastimaba, buscó otra pero era muy grande y muy liviana y le hacía estorbo, tomó otra pero era de un material que raspaba, buscó otra, y otra, y otra.... hasta que llegó a una que sintió que se adaptaba a él. Salió muy contento y dijo:
‑ "Señor, he encontrado la que más se adapta a mi, muchas gracias por el cambio que me permitiste".
Jesús le mira sonriendo y le dice: ‑ " No tienes nada que agradecer, has tomado exactamente la misma cruz que traías, tu nombre está inscrito en ella. Mi Padre no permite más de lo que no puedas soportar porque te ama y tiene un plan perfecto para tu vida"
Muchas veces nos quejamos por las dificultades que hay en nuestra vida y hasta cuestionamos la voluntad de Dios, pero El permite lo que nos suceda porque es para nuestro bien y algo nos enseña a través de eso.
Dios no nos da nada más grande de lo que no podamos soportar, y recordemos que después de la tormenta viene la calma y un día esplendoroso en el que vemos la Gloria de Dios.
¡Animo!  que estás en los brazos de Jesús y María.



BUSCA UN VERDADERO CRISTIANO

Ser cristiano es algo más que adoptar una pose ¿cómo se le reconoce entre la multitud?
Un hombre que acababa de encontrarse con Jesús Resucitado, iba a toda prisa por el Camino de la Vida, mirando por todas partes y buscando. Se acercó a un anciano que estaba sentado al borde del camino y le preguntó:
- Por favor, señor, ¿ha visto pasar por aquí a algún cristiano?
El anciano, encogiéndose de hombros le contestó: -Depende del tipo de cristiano que ande buscando.
- Perdone- dijo contrariado el hombre-, pero soy nuevo en esto y no conozco los tipos que hay. Sólo conozco a Jesús.
Y el anciano añadió:
- Pues sí amigo; hay de muchos tipos y maneras y también para todos los gustos:
Hay cristianos por cumplimiento, cristianos por tradición, cristianos por costumbres, cristianos por superstición, cristianos por obligación, cristianos por conveniencia, cristianos auténticos...
- ¡Los auténticos! ¡Esos son los que yo busco! ¡Los de verdad! -exclamó el hombre emocionado.
- ¡Vaya!- dijo el anciano con voz grave-. Esos son los más difíciles de ver. Hace ya mucho tiempo que pasó uno de esos por aquí, y precisamente me preguntó lo mismo que usted.
- ¿Cómo podré reconocerle?
Y el anciano contestó tranquilamente:
- No se preocupe amigo. No tendrá dificultad en reconocerle. Un cristiano de verdad no pasa desapercibido en este mundo de sabios y engreídos. Lo reconocerá por sus obras. Allí donde van, siempre dejan huellas.





 LA ROSA Y EL SAPO
 Había una vez una rosa roja muy atractiva y bonita. Se sentía orgullosa al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente le miraba de lejos.

 Un día descubrió que junto a ella siempre había un sapo grande y oscuro y que por eso nadie se le acercaba.

Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo:

- Está bien, si así lo quieres...

Poco tiempo después el sapo pasó por el lugar donde estaba la rosa y se sorprendió al verle totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.

Le dijo entonces:

-¿Que te pasa?

La rosa contestó:

-Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca he vuelto a ser la misma.

El sapo le contestó:

- Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía las hormigas y por eso siempre eras la más bonita del jardín.

 Moraleja: Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más valiosos o simplemente que no nos "sirven" para nada.

 Dios no crea a nadie para que esté sobrando en este mundo, todos tenemos algo especial que hacer, algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera somos conscientes.

Nadie está de más en éste mundo...
 Sólo tenemos que descubrir el lugar de nuestra pincelada en el cuadro de la vida y respetar la ubicación de la pincelada ajena, porque sin ella, el cuadro queda incompleto.




 
FIESTAS
        
      No conozco ningún estudio documentado sobre la transformación que han sufrido nuestras fiestas estos últimos años, pero tendría su interés, al menos si es cierto aquello de Saint-Exupery: «Dime cuáles son tus fiestas y te podré decir cómo es tu civilización».
La fiesta es algo más que la interrupción del trabajo. «Hacer fiesta» significa entrar en una atmósfera afectiva peculiar despertando en nosotros nuevas posibilidades de disfrute y gusto por la vida.
Por eso, cuando las personas no están vivas por dentro o arrastran una existencia en gran parte vacía, es muy difícil entrar en la fiesta. Se puede organizar un programa atractivo de festejos, pero la fiesta no prende en los corazones.
Hay todavía algo más significativo. En la fiesta la vida se carga de un contenido nuevo. Al ser humano se le revela el sentido más pleno de la vida regenerándole así del desgaste y la rutina de la vida diaria.
La vida no se reduce a la esclavitud penosa del trabajo. La lucha y el esfuerzo no tienen la última palabra de todo. La existencia es regalo misterioso que hay que disfrutar y celebrar. Por eso hay algo de sacro en toda fiesta y es normal que el acontecimiento festivo brote casi siempre del culto o culmine en él.
Hoy sabemos hacer vacación pero a nuestra vacación le falta ese «algo más» que es imprescindible para celebrar festivamente la existencia. Sabemos interrumpir nuestro trabajo y olvidar por algún tiempo problemas y preocupaciones, pero nos falta ese sentido positivo de plenitud que invade al hombre en fiesta invitándole a celebrar a su Creador.
La desacralización de nuestras fiestas van reduciendo nuestras fiestas a diversión y esparcimiento colectivo, pero las vacían de su hondo contenido.
Para celebrar fiesta plena un pueblo ha de escuchar el estampido de los cohetes y chupinazos pero también la invitación de las campanas.
Pagola

Oler a Dios

 A un hombre de Espíritu le preguntaron en qué consistía eso de experimentar y vivir la fe. Él, sin pensárselo dos veces contestó: «Consiste en oler a Dios». Viendo la extrañeza que causó su respuesta, la aclaró mejor contándoles esta historia:
"Un día Dios llamó a tres personas y les regaló a cada una un pequeño frasco que contenía el perfume de la Vida Eterna.
La primera de ellas, abrumada por tal regalo del mismísimo Dios, fue corriendo a por una cadenita de oro para colgarse el pequeño frasco del cuello. Eso le recordaría a Dios y le haría tenerlo siempre presente. 
La segunda marcho deprisa a su casa, derramó el perfume en un recipiente y comenzó a analizar su composición química hasta obtener la fórmula. Se la aprendió de memoria e hizo que los demás también se la aprendieran para que supieran en qué consistía el perfume de la Vida Eterna.
La tercera persona abrió el pequeño frasco y vació todo el perfume sobre su cabeza y se marchó a perfumar el mundo",
Terminada la historia preguntó: «¿Quién de los tres dejó de oler como hombre para oler a Dios?» Los que le escuchaban contestaron evidentemente que el tercero. Y él añadió: «Pues en eso consiste experimentar y vivir la fe: en oler a Dios».
 No en llevar colgantes religiosos... o en examinar teologías o teorías... sino en oler a Dios... Que nuestra vida expanda el buen olor de Jesús...





Los españoles, los que menos leen la Biblia

Sólo el 20% de los españoles ha leído un pasaje de la Biblia en el último año, según un estudio elaborado por la Federación Bíblica Católica y presentado en el Vaticano. La cifra sitúa a España a la cola de los nueve países estudiados. Los españoles también son los que tienen menos conocimientos bíblicos básicos.
Se trata de una investigación internacional realizada en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Holanda, Francia, Polonia, Rusia, España e Italia. El análisis se proponía averiguar la relación que tiene la población adulta con las Sagradas Escrituras.
Muy cerca de España, se sitúa Francia donde sólo el 21% de la población adulta afirma haber leído al menos un pasaje de la Biblia en los últimos 12 meses, seguida por Italia (27%), Alemania (28%), Holanda (31%), Rusia (35%), Gran Bretaña (36%) y Polonia (38%).
En contraste, el país donde más se lee la Biblia y con diferencia es Estados Unidos, donde el 75% de los entrevistados afirman haber leído al menos un texto de la Sagrada Escritura a lo largo del último año.
Los españoles también son los que tienen menos conocimientos bíblicos elementales. Ante preguntas como si los Evangelios son una parte de la Biblia, si San Pablo pertenece al Nuevo o al Antiguo Testamento o si Jesús escribió algún evangelio, sólo el 17% de ellos sabe contestar correctamente, seguidos de los rusos (18%), los holandeses (25%) y los franceses (28%).
Los que saben contestar mejor (entre un 32% y un 37%) son los estadounidenses, británicos, alemanes, italianos y polacos.
Durante la presentación del estudio, el presidente de la Federación Bíblica Católica, el obispo Vincenzo Paglia, consideró que la "ignorancia" y "falta de formación bíblica general" hace que "un 'Código da Vinci' cualquiera" logre "confundir" a muchas personas, en alusión al libro de Dan Brown, que hace unos años arrasó en las librerías de todo el mundo.
Europa Press-Abril-08




NO TE RINDAS

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,

aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.



 No te rindas que la vida es eso,

continuar el viaje, perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo, correr los escombros
y destapar el cielo.



 No te rindas, por  favor no cedas,

Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda, y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.



Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto.

Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

 

Abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
vivir la vida y aceptar el reto,

recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,

desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.


No te rindas,  por favor no cedas,
Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños

Porque cada día es un comienzo nuevo.
Porque ésta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás sola. Porque yo te quiero.


                                                   Mario Benedetti
 

 

 Anécdotas para pensar
    
        Un capellán castrense tenía por costumbre, cuando se ausentaba, de poner en la capilla un cartelito: "El capellán no está. Contadle vuestros problemas al Señor".

       Un señor se ponía muy nervioso a la hora de recibir la comunión; se sentía ten indigno.... Al observar sus temores. Le dijo el ministro: "Tómalo, buen hombre, que esto es para pecadores".

        Hay tanta gente con hambre en el mundo que Dios no pudo aparecer de ninguna otra manera, sino en forma de pan. Mahatma Gandhi.


LA MISA


Si cada uno escuchamos nuestra misa, la misa pierde el encanto de la fiesta.

En niño estaba solo en un jardín y contemplaba cómo un grupo de niños corrían tras una pelota. Se caían, se reían. El sentía que debía ser formidable correr detrás de una pelota. 

En una de esas, la pelota cayó en su jardín. El agarró la pelota y se escapó detrás de su casa a jugar y correr tras ella. Pero observó una cosa: él no sentía la alegría que había visto en los otros niños. 

Es que jugar solo no tiene gracia. Para jugar se necesita los demás. Al fin decidió devolver la pelota y él mismo irse a jugar con ellos.

Estar en la misa no es jugar cada uno con su propio balón, sino compartir juntos la misma fiesta. La misa no es pescarnos cada uno a Jesús, irnos detrás de nuestra casa y jugarnos solitos nuestro partido. 

Es preferible devolver a Jesús a la Comunidad e integrarnos nosotros en ella. Entonces podremos disfrutar de la misa como fiesta.

No vamos a” escuchar “nuestra misa. Vamos a celebrar, como iglesia, la misa. Los individualismos desaparecen a la hora de la comunidad.
                                               CLEMENTE SOBRADO
 

Consejos prácticos para ir a Misa con los hijos


Tan importante como las explicaciones que les demos a los niños es nuestra actitud. He aquí algunos consejos:

Preparar a la familia antes de ir a Misa el domingo: Durante la semana aprovechando la bendición de la mesa, las oraciones antes de costarse…, podemos ir preparando consejos, invocaciones, oraciones que tiene relación con las lecturas. Les ayudará a ellos y nos ayudara también a nosotros.

Sentarse en los bancos de adelante: evitamos distracciones y ven mejor lo que pasa, están más atentos. (Si fuéramos a un espectáculo teatral o de música, a todos nos gustaría estar en primera fila).

Cuidar la forma de vestir: no es lo mismo ir a la playa que a Misa.

Llegar puntuales: cuidamos la puntualidad en ir a clase, en llegar al cine… No podemos hacer esperar a Jesús. ¿Haríamos esperar a una persona importante?

Que nos oigan contestar: es recomendable pronunciar bien, vocalizando, para que ellos oigan y aprendan. Echarles una miradita animándoles a que participen.

Cantar: a los niños les encantan las canciones. Es recomendable asistir a alguna Misa en la que se cante.

Que nos vean atentos y que nos vean rezar: por ejemplo después de la comunión, con mucho respeto. Podemos animarles a que ellos también se pongan de rodillas y recen.

El respeto al sacerdote: cuando entra nos ponemos de pie, esperamos a que salga para salir.

Misas para niños: en algunas parroquias hay Misas especiales para los niños, donde hacen del Evangelio más comprensible en un lenguaje infantil.

Con regaños no logrará nada: si la salida para Misa es un campo de batalla, usted está haciendo que ellos desde pequeños tengan una mala actitud hacia la Misa. Es mejor motivarlos e invitarlos sin obligaciones y castigos. Hágales comprender que es importante ir a visitar la casa del Niño Dios, como lo hace con sus abuelos el fin de semana o sus amigos.

No tener prisas para salir del templo: Al terminar la celebración, antes de salir del templo nos acercaremos en familia al Sagrario para: hacer la genuflexión, para orar un instante…. Tenemos que educar a los hijos que la presencia de Jesús en el Sagrario, no es lo mismo que una imagen. Es Jesucristo.



Nadie nos ha contratado



            Hoy nos preguntamos qué hacéis los seglares por el Reino de Dios. ¿Por qué hay tantos cristianos pasivos en las parroquias que sólo reciben pero que no dan nada de sí mismos? Es posible que la respuesta sea la misma: “Nadie nos ha contratado.” Todo lo habéis querido hacer los curas. Todo lo habéis querido hacer los religiosos y religiosas. ¿Quién ha contado con nosotros? ¿Acaso la Iglesia ha contado con los seglares? Hemos vivido un exceso de clericalismo donde los seglares han sido siempre “oyentes sentados”, pero con lo que no contabais para nada.

         Felizmente esta actitud ha comenzado a cambiar, pero ahora cuesta convencer a los laicos de que también vosotros tenéis voz y también vosotros tenéis algo que decir en la Iglesia y que también vosotros tenéis una tarea que cumplir. Una Iglesia sin un laicado activo y dinámico es una “iglesia pobre”. No basta el capitán del barco, también se necesita del resto de marineros. No basta una Iglesia o una Parroquia con su Párroco, si luego todo el resto del cuerpo parroquial permanece pasivo. San Pablo ya decía que somos muchos miembros, todos necesarios, y que por eso mismo la cabeza no puede decir a los pies no os necesito porque una cabeza sin pies o sin manos podrá tener grandes ideas, pero no podrá caminar ni podrá hacer cosas.

         Nadie nos ha contratado”. No es que no queramos trabajar, sencillamente no contabais con nosotros y entonces nos pasamos el día jugando a cartas o al dominó en la plaza o en el bar.

         Hemos vivido una Iglesia demasiado clerical, en la que diera la impresión de que sólo los sacerdotes teníamos cabida y trabajo.

Lo sé y no hace falta que me lo digáis. Lo hemos acaparado todo y no os hemos dado espacio a los seglares. Por eso hay tanto seglar sentado en la plaza de la vida sin hacer nada.



         Soy consciente de que la culpa no es vuestra sino de nosotros (sacerdotes, jerarquía…) que hemos tenido poca fe en vosotros. Vosotros erais convidados de piedra. Durante mucho tiempo habéis sido cristianos con oídos pero sin lengua. La lengua la teníamos sólo los curas. A vosotros os tocaba escuchar nada más. Por eso se han perdido tantas energías en la Iglesia y por eso mismo la Iglesia ha tenido mucho más el rostro del sacerdote o el religioso que el rostro de vosotros los seglares.

         Felizmente, creo que, la situación se está revirtiendo. Desde el Concilio, los seglares habéis comenzado a dejar de ser menores de edad. Ahora la Iglesia os llama, os invita, quiere contar con vosotros y con vuestra presencia cristiana en el mundo.

         Ya entiendo que el tránsito no es fácil. Tanto tiempo mudos, ahora os cuesta hablar. Tanto tiempo pasivos ahora os cuesta lanzaros al ruedo. Pero no olvidéis lo que dice el Evangelio: También vosotros estáis invitados, aunque sea mediodía o la media tarde.

Sí, amigos, no es tiempo de quedarnos sentados en la plaza de la vida. La viña del Señor que es el mundo, nos espera. Allí tenemos todos mucho que hacer y todos estamos invitados.

                                              Juan Jáuregui


ASÍ CELEBRAMOS

Vamos a tratar de explicar hoy cómo es y cómo debe ser la forma de recibir la comunión.
Nos acercamos a recibir la comunión procesionalmente, mientras vamos cantando. Es decir, la comunidad se acerca al altar como comunidad en marcha y unida. Caminamos juntos hacia Cristo (una vez más vemos que no podemos ser cristianos de forma individual)..
Cuando llegamos ante el sacerdote o el ministro de la comunión recibimos el Cuerpo de Cristo. Es importante resaltar este aspecto. No “cojo” yo la comunión, la “recibo”. Esto es, necesito a la Iglesia para poder recibir a Cristo. No puedo encontrarme con Cristo sin la Iglesia. (Da igual que la comunión me la de el sacerdote o el ministro extraordinario de la comunión, tiene la misma validez. Si rechazo al ministro extraordinario estoy rechazando a Cristo y a su Iglesia)
El ministro me muestra la forma y dice “El cuerpo de Cristo”. 
Yo, atento, miro a la forma –al Cuerpo de Cristo– y asiento con fe “Amén”. Creo que ahí, en ese pedacito de pan está presente Cristo y que lo voy a recibir en mi interior.
Hay dos formas igualmente válidas para recibir la comunión: Directamente en la boca o en la mano.

Es preferible recibir la comunión en la mano por ser más higiénico y, sobre todo, porque así recuperamos la forma en que recibían la comunión los cristianos de los primeros siglos. Para ello colocamos una mano debajo de la que va recibir la comunión, como haciendo un trono; recibimos la comunión en la palma de la mano (no la cogemos directamente del ministro, la recibimos) y después, delante del ministro, tomamos la hostia y comulgamos.

Viene un invitado muy importante a nuestra casa, a nuestro hogar,
a nuestro ser... ¡merece la pena que le recibamos bien!

PRIMERAS COMUNIONES.- LA FE EN JESUCRISTO

Testimonio de un JOVEN ITALIANO
Este joven después de haber robado y tras haberse marchado de casa y cometido un homicidio, fue juzgado y sentenciado a cadena perpetua.
Momentos antes de escuchar la sentencia dijo:
“Perdono a los carabinieri (guardias). Perdono a los jueces. Perdono a los carceleros. Perdono a mis verdugos ...
Pero lo siento mucho: NO PUEDO PERDONAR A MIS PADRES.
 Me dieron todo: carrera, dinero, diversiones, viajes, vacaciones. Sí, me lo dieron todo menos a Jesucristo. No se preocuparon de mi vida espiritual.
Por eso me veo así. Me dieron estudios dinero, confort, placeres, vacaciones .... Tengo el corazón vacío. Me falta Dios. Me falta todo. Soy un desgraciado.


Juan XXIII decía: "Ninguna ideología puede dar más paz (felicidad) a los hombres como LA FE EN JESUCRISTO".

VALOR DE LA EDUCACIÓN RELIGIOSA. PATRICK HENRY
Entre los héroes de la llamada Revolución Americana contra el mandato de Inglaterra destaca este hombre que hablando en la Convención Provincial de Virginia, en 1775, urgió a las milicias virginianas a que se armaran contra el poder colonial Es entonces cuando acuñó para la historia su grito de guerra: "Dadme libertad o dadme muerte». Cuando hizo su testamento Incluyó este último párrafo: Acabo de legar todas mis posesiones a mi familia; quisiera poder daros una cosa más y es la religión cristiana. Porque si la tuvieran, aunque no les hubiera dejado un chelín, ellos serían ricos. Pero sí no la tuvieran, aunque les hubiera dado el mundo entero, seguirían todavía siendo pobres.




PRIMERA COMUNIÓN.- DOBLE EXPERIENCIA

Hace unos años estaba de vacaciones por Europa. Un Sacerdote amigo mío fue invitado a dar la primera comunión a una sobrina suya. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me enseño la estampa de la primera Comunión. No exagero.
En las dos paginas interiores ponía: " Sírvase a su gusto. Menú: entradas, toda variedad de mariscos, calamares (venían todas las especificaciones). Platos: Ud. puede elegir carnes, pescados (detallado). Vinos: un largo listado. Postres obsequio de la casa, Ud. sólo escoge. Gracias, por haberme acompañado".
Mi otra experiencia sucedió en Lima, donde yo estuvo misionero muchos años. Una niña vino a invitarme a que la acompañara a su primera Comunión. Desde muy pequeñita me llamaba " tío Clemente" (yo me llamo Clemente).
La invitación me la hizo con la misma estampa recordatorio. La voy a copiar textualmente porque hasta la ortografía habla aquí de la belleza del alma de aquella niña:
"Tio Clemente te inbito a mi primera Comunión donde boy a recibir a Jesús en mi corazón. Quiero estas con migo ese día tan vonito. Tu sobrina Meche".
La estampa estaba pintada por ella misma: Un Jesús en rojo vivo de brazos abiertos y otro monigote cogido de la mano de Jesús. Y unas letras: Jesús... Meche. Jesús y Meche se diferenciaban sólo en estatura. Pero Jesús agarraba de la mano a Meche.
El texto estaba escrito a lápiz.



¿PODEMOS IRNOS EN PAZ?
     Sobre cualquier traducción se cierne siempre la sombra de alguna pequeña traición, porque traducir no es fácil. En el caso de la despedida de la misa -"Ite, Missa est"- la traducción no ha sido precisamente feliz. De un "id", con resabios de imperativo evangélico (misión, apostolado), se ha pasado a un facultativo y desganado subjuntivo -"podéis ir"- interpretado por el pueblo "literalmente" como: "ya podemos ir a tomarnos unos vinos, hemos cumplido con nuestro deber".  
     Así, domingo tras domingo, la misa ha venido devaluándose hasta llegar a ser no más que un paréntesis religioso en la profanidad de la vida corriente. La misa ya no es el lugar de encuentro de los que están unidos en el amor, no es contraste esclarecedor con la palabra de Dios, no es alimento y refuerzo de nuestra debilidad para cumplir el mandato de Cristo de ir al mundo entero a anunciar la Buena Noticia. La misa es, en muchas ocasiones, una contraprestación de los católicos (¡somos católicos! ¡Vamos a misa!), con la que intentamos eludir, o en el mejor de los casos, amortizar nuestro compromiso cristiano (y así no hacer lo que Cristo espera de nosotros). La misa se ha convertido en una trampa legal para "querer cumplir con Dios", sin querer cumplir lo que Dios manda.  
     Vamos a misa, es decir, ponemos la mano en el arado. Pero volvemos la vista atrás, es decir, después de acabada la celebración litúrgica volvemos a las andadas. Y así abandonamos a Cristo, porque abandonamos la causa de Cristo. ¡Cuántas veces el hecho de abandonar el templo es la señal de abandonar a Cristo, de dejarlo solo! ¿También vosotros -nos dice hoy Jesús- os queréis marchar? Y la respuesta hay que darla no sólo con palabras -¿adónde iremos?- ni siquiera con el gesto -hemos venido a misa- sino con las obras. Terminada la misa, hay que reemprender, con más coraje, la misión en el mundo. Podemos ir en paz a cumplir la misión en el mundo, a continuar la obra liberadora de nuestro Señor. Pero no podemos ir en paz a seguir sin hacer nada.  





La confesión explicada por el Papa Francisco en 5 párrafos
Al explicar cosas a veces complejas de explicar el Papa Francisco tiene el don de la brevedad sin detrimento de lo que es necesario incluir al decir lo que dice. Lo ha vuelto a hacer al explicar el sacramento de la reconciliación (penitencia o confesión) en la catequesis del pasado miércoles 19 de febrero de 2014. Los cinco párrafos centrales son estos:

1."En la celebración del Sacramento de la reconciliación, el sacerdote no representa solamente a Dios, sino a toda la comunidad, que se reconoce en la fragilidad de cada uno de sus miembros, que escucha conmovida su arrepentimiento, que se reconcilia con Él, que lo alienta y lo acompaña en el camino de conversión y de maduración humana y cristiana".

  2.Alguno puede decir: “Yo me confieso solamente con Dios”. Sí, tú puedes decir a Dios: “Perdóname”, y decirle tus pecados. Pero nuestros pecados son también contra nuestros hermanos, contra la Iglesia, y por ello es necesario pedir perdón a la Iglesia y a los hermanos, en la persona del sacerdote.



3.-Pero, padre, ¡me da vergüenza!”. También la vergüenza es buena, es saludable tener un poco de vergüenza. Porque cuando una persona no tiene vergüenza, en mi país decimos que es un ‘sinvergüenza’. La vergüenza también nos hace bien, nos hace más humildes. Y el sacerdote recibe con amor y con ternura esta confesión, y en nombre de Dios, perdona.

4.-También desde el punto de vista humano, para desahogarse, es bueno hablar con el hermano y decirle al sacerdote esas cosas que pesan tanto en mi corazón: uno siente que se desahoga ante Dios, con la Iglesia y con el hermano. Por eso, no tengan miedo de la Confesión. Uno, cuando está en la fila para confesarse siente todas estas cosas – también la vergüenza – pero luego, cuando termina la confesión sale libre, grande, bello, perdonado, limpio, feliz. Y esto es lo hermoso de la Confesión.
 5. Quisiera preguntarle, pero no responda en voz alta ¿eh?, responda en su corazón: ¿cuándo fue la última vez que se confesó? ¿Dos días, dos semanas, dos años, veinte años, cuarenta años? Cada uno haga la cuenta, y cada uno se diga a sí mismo: ¿cuándo ha sido la última vez que yo me he confesado? Y si ha pasado mucho tiempo, ¡no pierda ni un día más! Vaya hacia delante, que el sacerdote será bueno. Está Jesús, allí, ¿eh? Y Jesús es más bueno que los curas, y Jesús te recibe. Te recibe con tanto amor. Sea valiente, y adelante con la Confesión».