LECTURA 2025

 

 

Conclusión del santo Evangelio según san Lucas 24, 46-53

 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.

Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que vino de lo alto».

Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo.

Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo.

Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

---------

 Lc 24,46-53: “Mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo”.

No ha sido tiempo perdido el que va entre la Resurrección y la Ascensión, sino un tiempo de instrucción, exhortación, y de enseñanzas, para prepararnos a lo que iba a venir, a ser tus testigos. Ahora, ya no eres tu, sino que somos tus discípulos, soy yo, como en las carreras de relevos, quien he de tomar tu testigo para serlo y de verdad, una Iglesia, y no puedo olvidar que Iglesia soy yo, que no evangeliza te traiciona: ”id al mundo entero, es tu mandato, y predicad el Evangelio”. Con la seguridad, además, de que no voy a estar solo, porque tú, Señor, me has prometido enviar la fuerza del Espíritu Santo, por eso, me dice Lucas en los Hechos, “no puedo quedarme plantado mirando al cielo”, sino que, de poner manos a la obra, tomar la batuta y ser tu discípulo, tu testigo “hasta el confín del mundo”, es decir, allá donde vivo, en mis ambientes, con la alegría del que ha encontrado el tesoro escondido. Solo así, anunciando tu Evangelio, es como seré y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día del Señor.

El Párroco

  

Contempla la grandeza del plan de Dios para la humanidad, manifestado en la resurrección y ascensión de Jesucristo. Hoy le vemos instruyendo a sus discípulos sobre su misión. Es un momento de transición y esperanza. Los discípulos, tras recibir la bendición de Jesús, regresan a Jerusalén llenos de alegría y dedicados a la alabanza continua en el templo. Reflexiona sobre tu propia misión. Al igual que los discípulos, estamos llamados a esperar y recibir el poder del Espíritu Santo, que nos capacita y nos guía. Encuentra un lugar tranquilo y cómodo hoy. Imagina que estás recibiendo directamente la sabiduría espiritual que menciona Pablo. Visualiza la esperanza como una luz brillante y cálida dentro de ti, llenándote de paz y alegría. Siente el poder del Espíritu actuando en ti, dándote fuerza, coraje y determinación para enfrentar cualquier desafío. Repite en tu mente: «El poder de Dios está en mí. Soy fuerte en el Señor». Abre lentamente los ojos y lleva contigo esta sensación de paz y propósito a lo largo de la semana.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

 Haz clic para ver el vídeo

 LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

 

VI SEMANA DE PASCUA

Sábado, 31 de mayo de 2025

Visitación de Ntra. Señora.

 Rom 12, 9-16b. Compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad.

Salmo: Is 12, 2-6. Es grande en medio de ti el Santo de Israel.

Lc 1, 39-56. ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

Y es que tu amor nunca fue fingido y, como nos recuerda San Pablo (Rom 12,9-16b), estimaste a los demás más que a ti mismo, por eso hoy, nos cuenta Lucas, te pusiste, a prisa, en camino y te fuiste a la montaña, para ayudar a tu prima que sabes te necesita, y es que la estéril y la anciana Isabel va a tener a su hijo, y es que para Dios nada hay imposible. Hoy, y siempre, acudes a mí y me ayudas, por eso como Isabel, yo también te pregunto, ¿quién soy yo para que me visites?, y es que, Madre, aunque no te merezco, te necesito. Gracias madre por tanto amor. Y gracias, Señor, por darme a tu madre que me hace ser y vivir feliz. X todos yx todo yx tanto. Feliz día de María.

El Párroco



Viernes, 30 de mayo de 2025

Hch 18, 9-18. Tengo un pueblo numeroso en esta ciudad.

Sal 46. Dios es el rey del mundo.

Jn 16, 20-23a. Nadie os quitará vuestra alegría.

Me estás hablado de la tristeza que sentirán tus discípulos ante tu inminente partida, tu muerte, que después, una vez resucitado, se convertirá en gran alegría, poniendo el ejemplo de la madre que cuando tiene a su hijo se le olvida lo mal que lo ha pasado en el parto, porque ya lo tiene en sus brazos. Pero, también, de una alegría a nivel personal, y, ¿cómo van a poder quitármela si tú, ¿Señor, estás en mí? Estás en tu palabra y en los sacramentos, estás como ahora, en la oración cuando hablo contigo y tú conmigo, y estás en los hermanos, especialmente en los que son tus preferidos. Y estás en mí en tu Espíritu Santo de quien, cuando estoy en gracia, soy su templo. Nadie puede arrebatarme tu alegría sino yo solo cuando pierdo tu gracia, pero tú, Señor, estás y cuentas conmigo y, hace ya muchos años que te respondí, “y yo con tu gracia”, por eso soy y vivo feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz viernes.

El Párroco

Jesús anticipa la angustia de sus seguidores cuando dejen de tener su presencia física. Pero les asegura, al mismo tiempo, una alegría inquebrantable que está por venir. La comparación de Jesús con el proceso de dar a luz es particularmente evocadora. Nos recuerda que a menudo las transiciones más dolorosas de la vida pueden llevar a las mayores alegrías. Señor Jesucristo, gracias por la seguridad de que, a pesar de las tribulaciones del mundo, me ofreces una alegría que ninguna circunstancia puede destruir. Enséñame a aferrarme a esta verdad, especialmente cuando estoy desani­mado o me siento perdido. Que pueda vivir cada día en la plenitud de esta alegría, compartiéndola con quienes me rodean y siendo testigo de tu amor y tu poder transformador. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Jueves, 29 de mayo de 2025

Hch 18, 1-8. Se quedó a vivir y trabajar en su casa, y discutía en la sinagoga.  

Sal 97. El Señor revela a las naciones su salvación.

Jn 16, 16-20. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.

Nos hablando, Señor, de tu partida, que causará tristeza a los tuyos, pues dejarán de verte, pero que, con la venida del Espíritu Santo, la tristeza, a pesar de las dificultades, se convertirá en alegría. Y lo que ocurre a nivel comunitario puede ocurrir a nivel personal, pero solo tendré tristeza cuando hecho de mí, por el pecado, al Espíritu Santo. Señor, dame tu gracia, que sé que no me falta, y así, al estar el Espíritu Santo en mí, tendré tu alegría, porque será templo de Él, y su presencia en mí hará que sea y viva feliz. X todos yx todo yx tanto. Feliz jueves eucarístico.

El Párroco

 

La declaración de Jesús plantea un profundo contraste entre la perspectiva temporal y la eterna, y subraya cómo la comprensión humana está a menudo limitada por la experiencia inmediata. La reacción de los discípulos revela una tensión común en la experiencia humana: el deseo de entender completamente los eventos y promesas antes de que ocurran, y el miedo por el futuro. Jesús reconoce esta tensión y nos asegura que algunas verdades del reino de Dios solo se comprenden plenamente después de que se han experimentado. El contraste entre el luto de los discípulos y la alegría del mundo también es significativo. Muestra que nuestra percepción sobre los eventos del mundo puede ser radicalmente.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Miércoles, 28 de mayo de 2025

Hch 17, 15. 22 — 18, 1. Eso que veneráis sin conocerlo os lo  anuncio yo.

Sal 148. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

Jn 16, 12-15. El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena.

Gracias, Señor, por no dejarme solo, por mandarme tu Espíritu que me consolará y fortalecerá, pero, sobre todo, me guiará hasta la verdad plena, esto quiere decir que todavía, ni como Iglesia, ni como individuo, hemos llegado a ella, que estamos en camino y que ese camino lo hemos de recorrer juntos, sinodalmente. Me dices hoy, Señor, que el Espíritu hablará de lo que oye, de ti, pero que, también, “me comunicará lo que está por venir”. Luego ¿por qué tanto miedo a lo nuevo si el Espíritu Santo está siempre conmigo? ¿Por qué esa frase que, en boca del Papa Francisco, ha hecho tanto daño a la Iglesia de que “siempre se ha hecho así”? El Espíritu siempre es novedad y de donde no hay vida puede hacerla posible, porque para Dios “nada hay imposible”, no puedo atarlo porque el sopla y va donde quiere. Señor, que me abra al Espíritu Santo y me deje guiar por Èl a donde quiera llevarme, y siempre dispuesto a responder: “hágase en mi…”, así, y solo así, seré y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz miércoles.

El Párroco


Martes, 27 de mayo de 2025

Hch 16, 22-34. Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia.

 Sal 137. Tu derecha me salva, Señor.

Jn 16, 5-11. Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito.

Y, por eso, aunque la tristeza será grande por tu marcha, me explicas que es lo mejor para mí porque vendrá el Paráclito, el Consolador que me animará en las tardes de dura brisa, y de momentos de tristeza, que me guiará, como brújula, para que no pierda mi camino hacia ti, y que me fortalecerá en mis momentos bajos de debilidad y, además, gracias a Él, tú, Señor, estarás siempre conmigo, haciéndeme ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día.

El Párroco

 

    Mientras que Jesús estuvo físicamente presente entre un grupo limitado de personas en una región geográfica específica, el Espíritu Santo estará disponible eternamente para todos los creyentes, guiándolos hacia toda verdad y justicia. Esta enseñanza es central para comprender no solo la naturaleza del ministerio del Espíritu Santo sino también la dinámica del reino de Dios. El Espíritu consuela y guía, desafía y convence, y juega un papel crucial en la manifestación de la justicia divina en el mundo. Señor Jesucristo, tú prometiste el don del Espíritu Santo. Gracias por tu sabiduría y tu amor. Ayúdanos a comprender y valorar profundamente la presencia y la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Que no nos sintamos abandonados, sino fortalecidos y guiados por su presencia constante. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Lunes, 26 de mayo de 2025

Hch 16, 11-15. El Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo.

Sal 149. El Señor ama a su pueblo. 

Jn 15, 26 — 16, 4a.  ”Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mi…”.

Gracias, Señor, por enviarme, sobre todo en los momentos difíciles, al Paráclito, es decir, a quien me consuele, me abrace, me ame. “El que procede, rezo en el Credo de la Iglesia, del Padre y del Hijo, y que con el Padre y contigo recibe una misma adoración y gloria”, porque con el Padre y contigo es un solo Dios. Y, como es, además, el Espíritu de la Verdad, me irá, siendo testigo tuyo, conduciendo a la Verdad plena, a ti que eres el camino, la verdad y la vida. Señor, hazme dócil a tu Espíritu Santo para que me haga ser, también a mi, testigo tuyo y así sea y viva feliz. X todos yx todo yx tanto. Feliz día.

El Párroco

 

La promesa del envío del Espíritu Santo subraya que los discípulos no estarán solos en su misión; contarán con una guía divina que los fortalecerá y les permitirá testificar con autoridad. Jesús también advierte a sus discípulos sobre las severas persecuciones y las amenazas de muerte que tendrán que afrontar. Eso también forma parte del plan divino. Espíritu Santo, Defensor y Guía, ven y llena nuestros corazones con tu presencia consoladora y fortalecedora. Ayúdanos a ser fieles testigos de Jesucristo, especialmente en tiempos de dificultad y persecución. Que siempre recordemos que no estamos solos, que tú estás con nosotros, enseñándonos y recordándonos todo lo que Jesús nos ha dicho. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

 
 
 

Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 23-29

 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis».

--------

Jn 14,23-29:”El que me ama guardará mi palabra…”.

Nos ves tristes porque te estás despidiendo y, para animarnos, para animarme, me dices y me hablas de amor y de la paz y me haces la gran promesa. Lo primero es que mostraré mi amor a ti guardando, cumpliendo, tu palabra. No basta con decir “Señor, Señor”. Es lo mismo que Lucas dice sobre María, nuestra madre: “guardaba todas estas cosas en su corazón” para meditarlas y hacerlas vida de su vida, yo también he de cumplir tu palabra, solo así mostraré mi amor a ti. Luego me deseas la paz, pero no basta con desearla, sino que he de ser constructor de ella con mi vida, solo, después, con mi palabra también. Paz que tan necesaria es en nuestros días. Y, finalmente, me prometes en envío del Espíritu Santo que el Padre en tu nombre nos lo mandará y que, por un lado, nos recordará todo lo que tú nos has dicho, y, por otro, me ayudará a ir avanzando hacia la verdad, como a los Apóstoles y que así lo dicen con gran valentía (Hech 15): “Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables”. Solo, pues, Señor, cumpliendo tu palabra, siendo hombre de paz y abriéndome al Espíritu Santo es como seré y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día del Señor.

El Párroco

 

En el libro de los Hechos, vemos cómo la Iglesia primitiva resuelve un conflicto sobre las prácticas culturales y religiosas evitando imponer cargas innecesarias a los nuevos creyentes no judíos y manteniendo el foco en lo esencial del Evangelio: la fe en Cristo y la obediencia a sus mandamientos. En el evangelio, Jesús promete que él y el Padre habitarán con aquellos que lo aman y guardan su palabra, enfatizando la importancia de la obediencia nacida del amor. La conexión entre estas lecturas nos muestra un hilo común: la presencia de Dios lo ilumina todo, eliminando la necesidad de cualquier otra fuente de luz o guía. Padre Celestial, te damos gracias por la unidad que nos ofreces en tu Hijo, Jesucristo. Guíanos a través de tu Espíritu Santo. Fortalecernos para enfrentar y resolver los conflictos dentro de nuestra comunidad con sabiduría y amor, siempre buscando lo que contribuye a la construcción mutua y a la expansión de tu Reino. Que vivamos cada día en la esperanza de tu venida, y que tu paz llene nuestros corazones y disipe todo miedo y ansiedad. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida


Haz clic para ver el vídeo 
 
 
 
 V SEMANA DE PASCUA

Sábado, 24 de mayo de 2025

Hch 16, 1-10. Pasa a Macedonia y ayúdanos.

Sal 99. Aclama al Señor, tierra entera.

Jn 15, 18-21. No sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo.

Nos venías hablado de amor, de amistad, de unidad, pero hoy cambias, y me hablas, porque eres realista, del odio por ser tu seguidor, también lo has anunciado, “no es el siervo más que el amo, ni el enviado más que quien lo envía”, y, si eso, lo han hecho contigo, ¿cómo no lo van a hacer con tu seguidor? Por eso, hoy me dices, que me has elegido “sacándome” del mundo, es decir, que no sea mundano, un hombre inclinado a los placeres y a las frivolidades del mundo, sino que he de ser sal para dar sabor, y por mi glorifiquen a nuestro Padre Dios. Que no vuelva sosa mi sal, pues no serviría más que para arrojarla a los cerdos y que la pisen. Señor, gracias por haberme elegido para permanecer contigo y dar fruto y fruto que permanezca, mándame tu Espíritu para ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día de María la Llena del Espíritu.

El Párroco

Jesús prepara a sus discípulos para las pruebas, una experiencia que Él mismo ya ha vivido. Su advertencia es clara: el odio del mundo se extenderá a aquellos que lo sigan fielmente. El vínculo entre el maestro y el discípulo es profundo, e implica no solo la enseñanza y el aprendizaje, sino también compartir sufrimientos y persecuciones. ¿Cómo respondemos a la oposición o al rechazo por nuestras creencias? Jesús nos ofrece no solo una perspectiva para entender estas pruebas, sino también la promesa de su presencia y apoyo a través de ellas. Señor Jesús, gracias por tu franqueza y tu guía en medio de las dificultades. Ayúdame a estar preparado para la oposición no con miedo o desesperanza, sino con la fortaleza y la gracia que provienen de ti. Amén.

Padre Carlos Domínguez

  Vicario Parroquial de San José, Mérida

Viernes, 23 de mayo de 2025

Hch 15, 22-31. Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables.

 Sal 56. Te daré gracias ante los pueblos, Señor.

Jn 15, 12-17. Esto os mando: que os améis unos a otros. 

Y es que creer en ti no supone poner cargas y fardos insoportables sobre los demás, sino en amarnos unos a otros. Este, y no otro, es tú mandamiento: el amor. Pero, y me lo vuelves hoy a recordar, que no es un amor a mi medida sino a la tuya, porque he de amar como tú, Señor, me has amado a mí, y tú me has amado como a un amigo, me has hecho tu amigo, y dando tu vida por mí. Gracias, Señor, por elegirme, por amarme y por destinarme a que dé fruto y este sea abundante, para que otros, como yo, te conozcan, te sigan y te amen. No hay nada más que añadir, solo amar, pero de verdad, como tú, dando mi vida por mis amigos, sólo así seré y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz viernes.

El Párroco

El mandamiento de Jesús es profundo y exigente; se trata de un amor que está dispuesto a darlo todo, incluso la vida, por el bien de otros. Esto implica una elección consciente y un esfuerzo constante para vivir de manera que refleje el amor de Cristo, buscando activamente el bien de otros y poniendo sus necesidades a la par o incluso antes que las propias. A través de nuestro amor, reflejamos la naturaleza de Dios y cumplimos nuestro propósito más elevado. Señor, gracias por el amor incomparable que has mostrado al dar tu vida por mí. Ayúdame a comprender más profundamente lo que significa amar como tú has amado y a vivir ese amor en cada aspecto de mi vida Que el fruto de mi vida permanezca. Que el mundo pueda conocer tu amor a través de mis acciones y palabras. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Jueves, 22 de mayo de 2025

Hch 15, 7-21. A mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios.

Sal 95. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

Jn 15, 9-11. ”Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor”.


     Y para permanecer en tu amor he de guardar tus palabras y tus mandamientos que no hay otro que el del amor, pero no de cualquier manera sino como tú, Señor, me has amado, y, solo amando, es como mi alegría llegará a plenitud, pues, como tú mismo dices, “hay mayor alegría en dar que en recibir”, y es dando vida y ayudando a los demás como se es feliz. Solo así será y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz jueves eucarístico.

El Párroco

El amor que Jesús tiene por nosotros refleja el amor del Padre hacia Él. Este amor no es superficial ni temporal; es un amor eterno, profundo y sacrificial. Jesús nos llama a «permanecer» en este amor, lo cual sugiere una relación continua, viva y en crecimiento con Él. La obediencia a los mandamientos de Jesús no es simplemente un acto de cumplimiento legalista, sino una respuesta de amor que mantiene nuestra conexión con Él, al igual que Jesús permanece en el amor del Padre a través de su propia obediencia. Señor Jesucristo, Fuente de amor y alegría, gracias por amarme con el mismo amor con el que el Padre te ama a ti. Ayúdame a permanecer en este amor cada día, buscando no solo entenderlo con mi mente, sino vivirlo en mi corazón y mis acciones. Que mi obediencia a tus mandamientos sea una respuesta de amor que profundice mi conexión contigo. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Miércoles, 21 de mayo de 2025

Hch 15, 1-6. Se decidió que subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia.

Sal 121. Vamos alegres a la casa del Señor.

Jn 15, 1-8. El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante

Porque sin ti, o fuera de ti, ni tengo, ni soy, nada. Ya, antes, has dicho que tú, Señor, eres la vid y yo un sarmiento, y un sarmiento separado de la vid no tiene vida, pues la vida la recibe de la vid y, por tanto, se seca y no sirve para nada. Señor, que permanezca en ti y sé que estoy unido a ti si escucho tu palabra, pues no basta decir Señor, Señor, y guardo tus mandamientos, y uno es tu mandamiento, que: “os améis unos a otros como yo os he amasado” ese es mi distintivo para que me reconozcan que soy cristiano, así permaneceré en ti y seré y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz miércoles.

El Párroco

 

Dios actúa en nosotros, removiendo lo que es infructuoso y cultivando lo que beneficia nuestro crecimiento espiritual. Esto nos llama a reflexionar sobre cómo la Palabra de Dios actúa en nuestras vidas: ¿Permitimos que nos limpie, nos forme y nos guíe? Jesús enfatiza la necesidad de permanecer unidos a Él. Este «permanecer» no es pasivo; implica una elección activa de buscarlo constantemente y vivir en conformidad con sus enseñanzas. Señor Jesucristo, Vid verdadera, ayúdame a recibir con gratitud la poda del Padre, entendiendo que cada corte en mi vida será para bien mío, y para que pueda dar un fruto más abundante. Limpia mi corazón y mi mente. Que pueda ser un sarmiento saludable, que lleva mucho fruto. Que mi oración refleje siempre un corazón alineado con tus deseos y tus propósitos. Concédenos, a todos tus discípulos, la gracia de ser verdaderos portadores de tu amor y tu luz en este mundo. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Martes, 20 de mayo de 2025

Hch 14, 19-28. Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos.

Sal 144. Tus amigos, Señor, proclaman la gloria de tu reinado.

Jn 14, 27-31a.”Me habéis oído decir «me voy y vuelvo a vuestro lado»”.

     Señor, muchas veces tus palabras son galimatías, ¿cómo que te vas y vuelves? ¿a dónde te vas y cómo vuelves? Y todavía me dices que tengo que estar alegre. Pero si hay hasta una canción que resume perfectamente el ánimo de tus discípulos de entonces: “algo se muere en el alma cuando un amigo se va”. Pero si, yo ya, aunque a veces soy duro de cabeza, lo voy entendiendo, y es que, durante tu vida terrena, solo estabas con los cercanos, con los paisanos, con los judíos, alguna vez hasta con más de cinco mil hombres sin contar con mujeres y niños, pero ya está. Sin embargo, ahora, desde el Padre, puedes estar, y así es, con todos a la vez, en la oración, en la eucaristía, en el necesitado, ¿cómo? Por el envío de tu Espíritu Santo, que es la promesa que nos haces, “os lo enviaré”, y Él, mientras no lo eche por el pecado, está siempre en mí, defendiéndome y guiándome. Defendiéndome de mis posibles temores, y guiándome en todas mis decisiones. En otras palabras, haciéndome ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz martes

El Párroco

 

Jesús te ofrece hoy un regalo de inmenso valor: su paz. En un mundo donde la ansiedad y el temor parecen ser constantes, Jesús nos invita a abrazar su paz que trasciende toda comprensión humana. Jesús también nos invita a mirar más allá de nuestras emociones inmediatas, confiando en los propósitos más elevados de Dios. Finalmente, Jesús menciona a las fuerzas del mal, pero es crucial saber que estas no tienen poder real sobre Él. Señor Jesucristo, Príncipe de la Paz, ayúdame a acoger esta paz en mi corazón, especialmente en momentos de incertidumbre y miedo. Protégeme de las influencias del mal en este mundo, y ayúdame a permanecer fiel a ti, sin importar las pruebas y las tentaciones. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Lunes, 19 de mayo de 2025

Hch 14, 5-18. Os anunciamos esta Buena Noticia: que dejéis los ídolos vanos y os convirtáis al Dios vivo.

Sal 113 B. No a nosotros, Señor, sino a tu nombre da la gloria.

Jn 14, 21-26. ”El Espíritu Santo… será quien os lo enseñe todo…”. 

     El que procede del Padre y de ti y que con el Padre y contigo sois un solo Dios. Y, este Espíritu, sopla donde quiere, y, cuantas veces, quiero encerrarlo en mí y en mi pobre cabeza, y fijar todo, cuando será, si me dejo hacer por Él, quien me conduzca a la Verdad plena. Y cabe una pregunta, ¿cómo sé que está en mi tu Espíritu? La respuesta me la dio hace tiempo san Agustín: “Si amas a los demás, el Espíritu está en ti”, y sé que te amo si guardo tus mandamientos, entonces vendréis a mí y haréis morada en mí. El Espíritu no está donde hay mal que no nos deja ser amigos y odio que no nos deja ser felices. Envíame tu Espíritu para que me dé su amor y me haga amar a mi más cada día y ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz lunes.

El Párroco

 

    Hoy Jesús conecta el amor con la obediencia de una manera íntima: aquellos que realmente lo aman serán amados por el Padre, y a ellos se les revelará Jesús mismo. Esta revelación está condicionada al amor y la obediencia, se trata de un compromiso del corazón que se manifiesta en acciones concretas. Amado Señor Jesús, tú nos has enseñado que el verdadero amor se manifiesta en la obediencia. Ayúdame a recibir tus mandamientos no como cargas, sino como los signos de tu amor y caminos hacia la libertad verdadera. Señor, enséñame a entender profundamente que tú y el Padre deseáis hacer morada en mi corazón. Aumenta mi fe, aumenta mi amor y fortalece mi obediencia. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

 
 

Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 31-33a. 34-35

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:

«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros.

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».

---------

Jn 13,31-33a.34-35:”En esto conocerán todos que sois discípulos míos, si os amáis unos a otros”.

    Me has dicho antes que este es tu nuevo mandamiento, que nos amemos como tú nos has amado. Y, en otra ocasión, Señor, me dijiste, que “no hay amor más grande que el que da su vida por los amigos”, lo que tú hiciste, por lo que me estás pidiendo que mi vida sea un darme, desgastarme por los demás. Y es amando como me conocerán como discípulo tuyo, no hay ningún uniforme, ningún otro distintivo, no hay más señal que el amor. Decía el historiador Tertuliano que, al ver a los cristianos, su forma de vivir la fraternidad y el amor, los demás decían: “se nota que son cristianos pues mirad como se aman”, y es que la forma de amarse y de vivir la fraternidad impresionaba a los paganos. Señor, no tengo más que decir, ojalá vivamos así, amándonos, es tu único mandamiento, el único capaz de hacerme ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día del Señor.

El Párroco

 

San Pablo nos invita a reflexionar sobre nuestra propia resistencia ante la oposición de otros y las dificultades. ¿Cómo respondemos a las pruebas de nuestra vida cristiana? ¿Nos mantenemos firmes en nuestra confianza en el Señor, especialmente en tiempos de adversidad? El salmo nos alienta a bendecir el nombre de Dios eternamente. La práctica de bendecir a Dios en todas las circunstancias refuerza nuestra relación con Él y nos mantiene anclados en su amor y fidelidad. El Apocalipsis nos presenta la promesa divina de un futuro sin dolor, lágrimas, muerte o sufrimiento. En el evangelio, Jesús nos da el mandamiento del amor. El amor que describe no es un sentimiento pasajero, sino una acción constante de la voluntad que busca el bien del otro. Debemos amar como Él nos amó. Este amor es el verdadero signo distintivo de los discípulos de Jesús. En un mundo que a menudo está dividido por el odio y la indiferencia, este mandamiento es tanto un desafío como una guía. ¿Refleja nuestra vida diaria el amor sacrificial de Jesús? Señor, fortalécenos para que podamos permanecer firmes en la fe a pesar de las dificultades, confiando en tu gracia y en tu guía. Enséñanos a amarnos unos a otros como tú nos has amado, para que en nuestro amor el mundo pueda reconocer la huella de tus discípulos. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida



Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 27-30

En aquel tiempo, dijo Jesús:

«Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.

Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre.

Yo y el Padre somos uno.

---------

 Jn 10,27-30: ”Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna”.

    Resuenan en mis oídos el primer discurso del nuevo Papa León XIV, cuando nos decía desde el balcón central de la Basílica de San Pedro: «La paz sea con todos ustedes…, y continuaba, es el primer saludo de Cristo resucitado, el Buen Pastor que ha dado la vida por el rebaño de Dios», lo que me lleva a recordar la cruz pectoral del Buen Pastor del Papa Francisco. Hoy eres tú, Señor, quien me dices que eres mi pastor, el que me conoces, me apacientas y me conduces hacia fuentes de aguas vivas y, por ello, te doy gracias, y, además prometes darme, si soy oveja tuya, “la vida eterna”. Por otro lado, me has llamado para ser, siempre detrás de ti y en ti, pastor. Te pido la gracia de estar siempre con ellas, que huela a ovejas, y que todos seamos “tu pueblo y ovejas de tu rebaño”, sólo así seré y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día del Señor.

El Párroco

 

 

     Hoy vemos a Pablo y Bernabé enfrentándose al rechazo y la hostilidad de sus contemporáneos, una circunstancia que afrontan con valentía. El salmo nos recuerda que estamos llamados a reconocer nuestra identidad como el pueblo de Dios. Somos ovejas de su rebaño, guiados por su amorosa presencia. Esta relación íntima con Él nos ofrece consuelo y seguridad, sabiendo que siempre está cerca. En el evangelio, Jesús nos asegura que sus ovejas, quienes reconocen su voz y le siguen, recibirán la vida eterna y nunca serán arrebatadas de su mano, revelando la profundidad de una relación íntima y eterna con Él. Meditemos en cómo cada uno de nosotros está llamado a responder a esta voz que nos conoce y nos llama por nuestro nombre, invitándonos a seguir el camino que conduce a la vida plena y eterna. Señor, en este día, te pedimos que nos ayudes a escuchar y a reconocer tu voz en medio del ruido del mundo. Que podamos seguirte con confianza, sabiendo que tú eres el camino hacia pastos verdes y aguas tranquilas. Inspíranos a vivir con la valentía de Pablo y Bernabé. Que nuestra vida refleje siempre tu amor y tu luz, aun en medio de las dificultades y de la oposición del mundo. Sabemos que no será fácil. Pero Tú no dejas de estar a nuestro lado. Amén.

 

Video - IV Domingo de Pascua 

Haz clic en:

 

https://youtube.com/shorts/MJ5Tk-fAdPM?si=ITzlMjeOe2-L29Ru

 

 Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

III SEMANA DE PASCUA

Sábado, 10 de mayo de 2025

Hch 9, 31-42. Se iba construyendo la Iglesia, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.

Sal 115. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

Jn 6, 60-69. ”Muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús dijo a los Doce:«¿También vosotros queréis marcharos?»”.

Tu gran discurso, Señor, donde nos hablas del sacramento de la Eucaristía, del sacramento de nuestra fe, acaba como el rosario de la aurora, en un fracaso, con muchos desertores dentro de tus discípulos, escandalizados de tus palabras, echándose para atrás y dejando de ir contigo. También, hoy, muchos te dejan, y, a mí, me haces la misma pregunta que a los Doce, ojalá yo responda como Pedro, ¿a quién voy a acudir? Y, aunque muchos te dejen, yo, con tu gracia, con la que sé que cuento, estaré siempre contigo. Y es que nadie ha dicho que seguirte sea cosa fácil, he de tomar mi cruz, nunca tan pesada como la tuya, pero cruz, al fin y al cabo, pero, también, sé que tú eres el Santo de Dios, el que tenía que venir, y yo creo en ti, el que haces que sea y viva feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día de María.

El Párroco

 

Señor, tu llamada es muy exigente, y tu camino es estrecho. Tus palabras desafiaban las comodidades y certezas a las que a menudo nos aferramos. Danos la gracia de la fortaleza espiritual. Ayúdanos a no alejarnos cuando el camino parezca demasiado arduo. Como a los discípulos que se quedaron contigo, haznos responder con un corazón firme y lleno de fe. ¿A quién iremos sino a ti? Solo Tú tienes palabras de vida eterna. Fortalece, Jesús, mi fe para que pueda reconocer en ti la verdadera fuente de vida y sabiduría. Y cuando vea a otros que se alejan, cuando sienta la tentación de seguirlos, renueva en mí la convicción de Pedro. Que mi respuesta sea siempre: Sé que tú eres el Santo de Dios. Amén.

Padre Carlos Domínguez

  Vicario Parroquial de San José, Mérida

Viernes, 9 de mayo de 2025

Hch 9, 1-20. Ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a los pueblos.

Sal 116. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Jn 6, 52-59. ”¿Cómo puede este darnos a comer su carne? 

Y ante esa duda que presentan tus oyentes, no recoges velas, sino que te reafirmas, añadiendo, también, tu sangre como bebida, y, diciéndome que si no lo hago no tendré vida y, por el contrario, si lo hago tendré vida eterna y, además, Señor, me resucitarás en el último día. Y, aún más, habitaré en ti y tú, Señor, en mí. Gracias, Señor, por tanto, amor. Gracias, Señor, porque es tu sacramento el que me hacer ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día.

El Párroco

 

Busquemos comprender el misterio profundo de las palabras de Jesús. Nos hablas de comer tu cuerpo y beber tu sangre. Esto desafía nuestra comprensión. Abre nuestro corazón y nuestra mente para que podamos recibirte plenamente, para que nos acerquemos a la Eucaristía no solo como un rito, sino como un encuentro verdadero contigo. Lleva la luz de tu presencia a los rincones más oscuros de nuestra vida y nuestro mundo. Y en esos momentos, en los que nos sentimos débiles y confundidos, recuérdanos que eres Tú quien nos sostiene y nutre. Jesús, te pido que la esperanza de la resurrección llene mi espíritu. Contigo no temo, confío en tu gracia y tu infinito amor, que se revela plenamente en el sacramento de tu Cuerpo y Sangre. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Jueves, 8 de mayo de 2025

Hch 8, 26-40. Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?

Sal 65. Aclamad al Señor, tierra entera.

Jn 6, 44-51. ”El pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo”.

Hoy, Señor, me dices, claramente, cuál es el pan que tú me quieres dar. No es como el que comieron los israelitas en el desierto que lo comieron y murieron, sino que el que tú me vas a dar hará que no muera, sino que viva para siempre, porque el pan que tú me prometes dar, y me lo dices sin ambigüedad, es tu carne para la vida del mundo. Sí, no lo veo con la vista física pero si con la fe, pues en él se esconda no solo tu divinidad sino también tu humanidad, pero, en ese poco de pan, estás tú. Gracias, Señor, y te pido me des de ese pan que me hace ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz jueves eucarístico.

El Párroco

 

Hoy Jesús nos ofrece una promesa transformadora que trasciende el tiempo y el espacio. «Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre, que me ha enviado». No es por nuestros propios esfuerzos o entendimiento que llegamos a Cristo, sino por el movimiento del Padre hacia nosotros. Esto nos lleva a reconocer nuestra dependencia total de la gracia divina. Nos recuerda que Dios es el actor principal en nuestra relación con Él, invitándonos siempre a una comunión más profunda. Jesús te invita hoy a permanecer abierto y receptivo a la continua revelación de Dios en tu vida, asegurando que este aprendizaje espiritual es lo que te guiará hacia la verdadera sabiduría. Este pasaje nos llama a profundizar nuestra fe, a confiar más plenamente en la gracia de Dios y a vivir en la seguridad de que, a través de Cristo, tenemos una promesa de vida que trasciende la muerte.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Miércoles, 7 de mayo de 2025

Hch 8, 1b-8. Iban de un lugar a otro anunciando la Buena Nueva de la Palabra.

Sal 65.  Aclamad al Señor, tierra entera.

Jn 6, 35-40. Esta es la voluntad del Padre: que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna.

Comienzas diciéndome hoy que tú, Señor, eres el pan de vida, y sigues profundizando en la idea, en el sacramento de la fe. Hoy me prometes la vida eterna, pues la voluntad de Dios es que el que te vea, y yo te veo en tu Palabra, en tu Eucaristía y en el hombre, mi hermano, y crea en ti, tendrá esa vida eterna, dice Juan de sí mismo que “vio y creyó”. Y creer en ti es seguirte. Señor dame esa vida, la sola promesa de ella, es la que me hace, desde ya, ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día.

El Párroco

 

Esta es una de las afirmaciones más profundas y reveladoras que Jesús hace acerca de sí mismo: «Yo soy el pan que da vida». Jesús profundiza en el significado espiritual y eterno de su presencia entre nosotros. Jesús ofrece satisfacer esta hambre eterna, prometiendo que aquellos que vienen a Él «nunca más tendrán hambre» ni «sed». El pasaje culmina con la promesa de la resurrección: «Yo le resucitaré en el día último». Este no es solo un consuelo para aquellos que enfrentan la muerte o han perdido seres queridos; es una afirmación radical de que la vida que Jesús ofrece trasciende incluso la muerte física. Al meditar sobre este pasaje, puedes reflexionar sobre tu propia «hambre» y «sed» espirituales. ¿Buscas satisfacción en fuentes que no pueden saciarte verdaderamente? Ora en tu interior: Señor, muéstrate a mí. Confío plenamente en ti. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Martes, 6 de mayo de 2025

Hch 7, 51 — 8, 1a. Señor Jesús, recibe mi espíritu.

Sal 30. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Jn 6, 30-35. No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el verdadero pan del cielo.

 

Sigues, Señor, dándonos a conocer, poco a poco, el gran sacramento de nuestra fe: la Eucaristía. Sigues desgranando cuál es ese pan, y me dices que es el que baja del cielo y que da la vida al mundo, tu, Señor, que eres el Verbo que se hizo carne y que has dado la vida por tus amigos, por eso los que creamos en ti, tendremos vida eterna. Más adelante, me dices que: ”Yo soy el pan de vida”, por eso como la samaritana con el agua yo te lo pido con el pan: ”dame de ese pan”, pero sabiendo lo que digo, no como tus oyentes de entonces que no sabían, todavía, a que te referías. Por eso yo si te lo puedo pedir: “dame de ese pan” para ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día.

El Párroco

 

Esteban, lleno del Espíritu Santo, no retrocede ante la muerte, sino que, al igual que Cristo, ofrece perdón a sus ejecutores. Este acto no solo consolida su fe, sino que también planta semillas de transformación, como ocurre con Saulo. Su martirio muestra la confrontación entre la verdad anunciada y el valor y la resistencia humanos. La referencia de Juan al «pan de vida» nos recuerda la esencia de la Eucaristía: Jesús se ofrece a sí mismo como sustento espiritual eterno. Este pan que da vida es una promesa de salvación y de comunión perpetua con Dios, y contrasta con el maná del desierto, que sostenía la vida física pero no impartía vida eterna. Reconoce tu sed de eternidad, habla con Jesús en tu corazón e implora su presencia en tu vida diciendo: «Señor, dame siempre de ese pan».

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Lunes, 5 de mayo de 2025

Hch 6, 8-15. No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.

Sal 118. Dichoso el que camina en la ley del Señor.

Jn 6, 22-29. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la vida eterna.

Con la multiplicación de los panes y de los peces, das comienzo, Señor, a tu discurso sobre la eucaristía, el verdadero alimento que nos vas a dar a los creyentes, el que perdura y que me dará la vida eterna. Me hablas del verdadero pan del cielo, no del mana que Moisés daba en el desierto, que no perduraba. Y es, por este alimento, más tarde me dirás que eres tú mismo, por el que he de trabajar y, para ello, he de creer en ti como el enviado del Padre, que por amor te ha enviado Dios Padre para salvarme y no juzgarme, para liberarme y no condenarme, siendo y viviendo, por creer en ti, feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día.

El Párroco


En la tranquilidad de tu corazón, considera qué significa realmente creer en Jesús. No se trata solo de aceptar su existencia o admirar sus enseñanzas, sino de entregarle la vida y permitir que su presencia te transforme. Jesús te pregunta personalmente: «¿Me buscas por lo que puedo darte, o porque realmente crees en mí?». Reflexiona sobre cómo podrías responder de manera que refleje una verdadera y profunda sinceridad. Jesús nos desafía a buscar no la «comida que se acaba», sino la «comida que permanece y da vida eterna». Jesús distingue claramente entre las necesidades temporales y las espirituales. Es una metáfora poderosa que nos habla de la necesidad espiri­tual más profunda del ser humano: la salvación y la relación eterna con Dios.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida


 

Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 1-14

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberiades. Y se apareció de esta manera:

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo; Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.

Simón Pedro les dice:

«Me voy a pescar».

Ellos contestan:

«Vamos también nosotros contigo».

Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.

Jesús les dice:

«Muchachos, ¿tenéis pescado?».

Ellos contestaron:

«No».

Él les dice:

«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».

La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:

«Es el Señor».

Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.

Jesús les dice:

«Traed de los peces que acabáis de coger».

Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.

Jesús les dice:

«Vamos, almorzad».

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.


 ----------

Jn 21,1-19:”Simón Pedro les dice:«Me voy a pescar». Ellos contestaron:«Vamos también nosotros contigo»..  Estaba ya amaneciendo cuando Jesús se presentó en la orilla… Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro:«… me amas más que estos?»”.

 

Señor, es ahí, en mis ambientes, en mi trabajo habitual, don te vas a hacer el encontradízo conmigo, y donde, si te amo como Juan, te conoceré, y si tengo fe, como Pedro, me lanzaré adonde me digas, es pues, en mi sacerdocio, en mi caso, y es en él donde me vas a señalar lo que debo hacer, y es ahí donde, como a Simón Pedro, me vas a preguntar sobre mi amor a ti, y tantas veces cuantas necesites preguntarme, para que yo caiga en la cuenta que no es en mí, sino en ti, donde he de poner mi confianza: “Señor, TÚ LO SABES TODO, tú sabes que, a pesar de mí, te quiero”, y que es amándote como soy y vivo feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día del Señor.

El Párroco

 
 II SEMANA DE PASCUA

Sábado, 3 de mayo de 2025

1 Cor 15, 1-8. El Señor se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles.

Sal 18. A toda la tierra alcanza su pregón.

Jn 14, 6-14. Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?

Es tu contestación a la petición de Felipe de que nos muestres al Padre, lo que te da pie para hablarnos de tu divinidad y de la igualdad que se da entre el Padre y tu, Señor. Me dices que tú estás en el Padre y Él en ti. Por eso, después de decirme que tú eres el camino y la verdad y la vida. Y que nadie va al Padre sino por ti, me dices que la oración cristiana es por tu mediación, que debo pedir al Padre por ti, y que todo lo que pida así lo conseguiré porque tú, Señor, me lo darás, es decir, me dices no solo que debo rezar al Padre, sino que lo he de hacer por ti. Señor, que no vuelva a preguntarte lo que no debo, pues llevas mucho tiempo conmigo, y aumentarme la fe para que sepa ver a Dios en ti y en tus obras, que crea que tú eres Dios y hombre verdadero, así seré y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día de María.

El Párroco

 

Jesús no solo resucitó; se presentó a aquellos que lo amaban, fortaleciendo su fe y enviándolos a compartir la Buenas Nueva. En esta carta, Pablo nos recuerda la importancia de recordar y mantenerse firme en el evangelio recibido y ofrece a los corintios –y a nosotros hoy– una oportunidad de verificar la veracidad de sus afirmaciones a través de los testimonios directos. La muerte, sepultura y resurrección de Cristo no solo cumplen las profecías del Antiguo Testamento, sino que también ofrecen un fundamento histórico al cristianismo. La resurrección de Jesús no es un mito alegórico, sino un evento real, afirmado por numerosos testigos presenciales, incluyendo a Pedro, los apóstoles y más de quinientos hermanos al mismo tiempo. Él es, como dijo a Felipe, «el camino, la verdad y la vida».

Padre Carlos Domínguez

  Vicario Parroquial de San José, Mérida

Viernes, 2 de mayo de 2025

Hch 5, 34-42. Salieron contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre.

Sal 26. Una cosa pido al Señor: habitar en su casa.

Jn 6, 1-15. ”Andrés… le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?»”.

   ¿Qué es esa pequeña cantidad, o doscientos denarios, para alimentar a cinco mil hombres sin contar mujeres y niños? No son nada, ni falta que te hacían, Señor, pero, y esto es lo grandioso tuyo, que sin necesitarme quieres contar conmigo y quieres que yo ponga, aunque sea poco, lo que tenga, pero que lo ponga, tú, Señor, harás el resto, es decir, todo, pues todo lo haces tú. Y es que, además, nunca te dejas ganar en generosidad y, aunque eran pocos los panes y menos los peces se llenaron, después de haberse saciados todos, doce canastos con las sobras, y, lo que quieres ahora, es que yo continúe tu labor y dé de comer a mis hermanos los hombres. Gracias, Señor, por contar conmigo, que yo ponga en tus manos lo que tenga, aunque sea poco, para ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz viernes.

El Párroco

 

     Está cerca la fiesta de la Pascua, un tiempo en el que Israel recuerda la providencia y la liberación por parte de Dios, y la multitud sigue a Jesús no solo por sus enseñanzas, sino porque han visto las señales de su poder sanador. Este trasfondo de expectativa y necesidad es crucial para entender la significación del milagro. La pregunta a Felipe no surge de la duda, sino como una prueba de fe y como una forma de enseñanza. Jesús busca provocar la reflexión en sus discípulos. Lo que parece insignificante puede transformar­se en abundancia sobrepasando todas las expectativas. Es una invitación a confiar en que Dios puede hacer mucho con poco y que nuestra responsabilidad a menudo reside en ofrecer lo que tenemos, por pequeño que sea.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Jueves,  1 de mayo de 2025

Hch 5, 27-33. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo.

Sal 33. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.

Jn 3, 31-36. ”El Padre ama al Hijo, y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna”.

    Y, en Él, me amas a mí, por eso te doy gracias, Padre, porque has enviado a tu Hijo al mundo para salvarme por Él, solo basta creer en Él y, como dice Juan, tendré la vida, pero no una “vidilla” cualquiera, pobre y raquítica, sino una Vida con mayúscula, una Vida eterna, para ello he de creer en ti, y creer en ti supone escuchar tu palabra y, aunque muchas veces cuesta, cumplirla, hacerla vida en mi vida, así seré y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz jueves eucarístico.

El Párroco

 

El asombro de la gente ante la sabiduría y los milagros de Jesús se transforma rápidamente en escepticismo y sospecha; no pueden reconciliar la imagen del Jesús que conocieron desde niño, hijo de un carpintero, con la autoridad y el poder que ahora mostraba. ¿Y tú? ¿Estás también cerrado a la posibilidad de que alguien cercano a ti pueda tener un profundo conocimiento o habilidades especiales? ¿Cómo afectan nuestras percepciones previas a la hora de reconocer y responder a la verdad y la autoridad? La fe y la apertura son esenciales para experimentar plenamente lo milagroso y lo sagrado en nuestras vidas. Es bueno preguntarse sobre las propias barreras internas y reflexionar sobre nuestra capacidad de experimentar lo extraordinario en lo ordinario.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Miércoles, 30 de abril de 2025

Hch 5, 17-26. Mirad, los hombres que metisteis en la cárcel están en el  templo, enseñando al pueblo.

Sal 33. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.

 Jn 3, 16-21. Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él.

Gracias, Padre, porque tu amor ha sido tan grande para con nosotros que nos has enviado a tu propio Hijo como Luz para este mundo, pero, sigue diciéndonos tu evangelista que los hombres, también yo, preferimos la tiniebla a la luz, y eso porque las obras eran malas y no queríamos que se vieran. Señor, que yo prefiera la luz, es la misión que, desde mi bautismo, me diste, ser luz del mundo, pero, para poderlo ser, he de estar iluminado solo por ti, y lo estaré si obro la verdad y si mis obras, por eso necesito acercarme a ti, son hechas según tú, que es lo mismo que decir según Dios. Así seré y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día.

El Párroco


Tal como nos dice el texto del evangelio, el de Dios no es un amor pasivo o condicional; sino un amor que sacrifica, que se entrega completamente por el bien del otro. La misión de Jesús es redentora, no punitiva. Nos asegura que la voluntad divina es, ante todo, salvar y restaurar. El pecado y la maldad buscan siempre la oscuridad, porque la luz amenaza con exponer lo que está oculto. Esto no implica que los que siguen a Cristo sean perfectos, sino que su deseo es vivir de manera transparente y auténtica. La invitación de Jesús a Nicodemo es también una invitación para nosotros: creer en el Hijo de Dios. En un mundo lleno de oscuridad y desesperación, estas palabras de Jesús nos llaman a vivir en la luz de su verdad y amor, y a reflejar esa luz.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Martes, 29 de abril de 2025

.1 Jn 1, 5 — 2, 2. La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado.

Sal 102. Bendice, alma mía, al Señor.

Mt 11, 25-30. Has escondido estas cosas a los sabios, y las has revelado a los pequeños.

 

¡Cuánto me gustaría estar entre eso pequeños! Gracias, Señor, por mostrarme el camino que he de escoger, el de los preferidos de nuestro Padre Dios, el de los sencillos y humildes, el de nuestra madre María, y de muchos otros que te han seguido. Si no me hago como ellos, no solo no conoceré las cosas que revela nuestro Padre, sino que ni siquiera entraré en tu Reino. Señor, no quiero quedarme fuera de tu Reino, condúceme por el camino de la infancia espiritual para ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día.

El Párroco

 

La primera carta de Juan nos presenta una reflexión esencial sobre la naturaleza de Dios: «Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad». Esta afirmación inicial establece un marco para entender la santidad y pureza absoluta de Dios. Vivir en la luz, tal como Juan lo describe, es más que el mero acto de evitar el pecado; es un compromiso constante con la transparencia, la honestidad y la verdad. La luz no solamente ilumina, sino que también expone. En este sentido, vivir en la luz de Dios es someterse volun­tariamente a su escrutinio, permitiendo que cada rincón oscuro de nuestro ser sea transformado por su presencia. La confesión de los pecados no es simplemente un acto de verbalización, sino un proceso profundo de auténtica autoevaluación y renovación espiritual. Ese es el descanso que Jesús nos promete.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Lunes, 28 de abril de 2025

Hch 4, 23-31. Al terminar la oración, los llenó a todos el Espíritu Santo, y predicaban con valentía la palabra de Dios.

Sal 2. Dichosos los que se refugian en ti, Señor.

Jn 3, 1-8. El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.”

 

    Señor, a los ocho días de mi nacimiento carnal, mis padres me llevaron a la pila bautismal, donde nací de agua y de Espíritu, sin necesidad de nacer de nuevo, en él recibió tu Espíritu, pero, hoy, y cada día, te pido nacer, y recibir tu Espíritu para ser testigo valiente de tu Evangelio. Dice hoy la 1ª lectura que: “Al terminar la oración, tembló el lugar donde estaban reunidos; los llenó a todos el Espíritu Santo, y predicaban con valentía tu palabra” (Hech. 4,31). Que yo también recibas a cada instante tu Espíritu para ser, como ellos, testigo alegre y valiente de tu Evangelio para ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día.

El Párroco


Hoy se nos ofrece una profunda lección sobre el poder de la oración, especialmente en momentos de adversidad y oposición. Pedro y Juan regresan con sus compañeros, no con un espíritu de derrota, de miedo o desánimo, sino para unirse en oración. La oración que ofrecen está profundamente arraigada en la historia de la salvación. Piden fuerza para afrontar los problemas y continuar proclamando el Evangelio. Nosotros, ¿hemos nacido de nuevo?; en tiempos de dificultad o intimidación, ¿nos volvemos hacia Dios con confianza y permitimos que su Espíritu nos llene de la fortaleza necesaria para actuar con valentía? ¿Buscamos en comunidad, apoyándonos en la ora­ción, cumplir la voluntad de Dios? Hemos de sentirnos nacidos del Espíritu.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

 

Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-31.

    Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

    «Paz a vosotros».

    Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

    «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

    Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:

    «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:

    «Hemos visto al Señor».

    Pero él les contestó:

    «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:

    «Paz a vosotros».

    Luego dijo a Tomás:

    «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».

    Contestó Tomás:

        «¡Señor mío y Dios mío!».

    Jesús le dijo:

    «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto».

    Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

--------- 

Jn 20, 19-31. ”¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto”.

Y todos los signos que están, dice el evangelista, recogidos en el libro es por una finalidad, para que creamos que tú, Jesús, eres el Mesías, el Hijo de Dios. Y creo Señor sin haberte visto, solo por lo que me han contado los que te vieron, también por lo que dijo Tomás, el incrédulo, después de haberte visto:”¡Señor mío y Dios mío!”. Señor, creo, pero aumente mi pobre fe, y te doy gracias por quienes fueron tus testigos, por tus evangelistas que han ido por el mundo, como tú les mandaste, proclamando, con sus escritos, tu evangelio, haciéndome ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día del Señor.

El Párroco

 

Observamos cómo los apóstoles, fortalecidos por el Espíritu Santo, realizan signos y milagros que son un testimonio palpable de la presencia continua de Jesús. El salmo nos invita a reconocer la bondad de Dios y su misericordia inagotable. El relato del Apocalipsis, revela la gloria de Cristo resucitado como principio y fin de todas las cosas; y señala la misión que confía a sus seguidores: ser testigos. La paz que Jesús ofrece repetidamente a sus discípulos al aparecer ante ellos resucitado es un regalo que sana el miedo y el desconcierto. Su invitación a tocar sus heridas nos enseña que nuestra fe no descansa únicamente en lo que podemos ver o entender, sino en la confianza en su palabra y presencia. Esos «benditos» por creer sin haber visto somos sin duda nosotros. Al igual que los discípulos, estamos invitados a ser portadores de la paz de Cristo, a sanar con nuestras acciones y palabras, y a anunciar valientemente la Buena Nueva de Jesús. Que así lo haga, Señor. Amén.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Vídeo, haz clic en:

        II DOMINGO DE PASCUA

 

I SEMANA DE PASCUA

Sábado, 26 de abril de 2025

Hch 4, 13-21. No podemos menos de contar lo que hemos visto y oído.

Sal 117. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.

Mc 16, 9-15. ”Al amanecer del primer día de la semana… se apareció Jesús a los Once… Y les dijo:«Id al mundo y proclamad el Evangelio a toda la creación»”.

 


Y, desde entonces, la Iglesia, y cada cristiano, no tenemos otra misión que, desde el momento de tu resurrección, nos diste tú mismo, Señor. Y siempre te aparecías el primer día de la semana, el que, desde entonces, los creyentes bautizamos con tu nombre, Domingo. Señor, que no tenga otra misión que aquella para la que tú me llamaste, la de estar contigo, siendo tu amigo, e ir, por todos mis ambientes, proclamando tu Evangelio de amor y esperanza, para ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz sábado, día de María.

El Párroco

María Magdalena es la primera en verlo resucitado. Su transformación muestra cómo Jesús toca nuestras vidas en nuestros momentos más bajos y nos eleva para ser portadores de su luz. María acude con prontitud a compartir la noticia con los discípulos que están consumidos por la tristeza y el duelo. Sin embargo, la respuesta que recibe es pura incredulidad. Estas interacciones reflejan nuestras propias luchas y dudas de fe, donde a menudo desconfiamos de las experiencias espirituales profundas, especialmente cuando desafían nuestra comprensión del mundo. Este pasaje nos llama a superar nuestra incredulidad. En la resurrección, encontramos no solo la afirmación de la vida después de la muerte, sino también el impulso para vivir renovados y llevar el mensaje de esperanza a todos los rincones del mundo.

Padre Carlos Domínguez

  Vicario Parroquial de San José, Mérida

Viernes, 25 de abril de 2025

Hch 4, 1-12. No hay salvación en ningún otro.

Sal 117. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Jn 21, 1-14. ”Aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:«Es el Señor»”.

Antes, tú, Señor, les habías dicho que echaran la red, después de una noche infructuosa, y, además, que la echaran a un lugar concreto, a la derecha, e hicieron caso y tuvieron una pesca que, a pesar de la cantidad, la red no se rompió. Entonces el amor, Juan, que va siempre por delante, te conoció, se dio cuenta de que eras tú, Señor, y la fe, Pedro, que es intrépida,se lanzó al mar, en tu busca. Señor, que te ame como el uno y crea en ti como el otro, pues sólo así seré y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz viernes.

El Párroco

 

 

La pregunta de Jesús, «Muchachos, ¿no habéis pescado nada?», es más que una simple indagación; es una invitación a reconocer su necesidad y la incapacidad que tienen por sí mismos. La pesca milagrosa es la manifestación física de la provisión divina que supera todas las expectativas cuando seguimos las instrucciones del Señor. También en nuestra propia vida, cuando nos enfrentamos al fracaso o la incertidumbre, Jesús está listo para encontrarnos donde estemos, para llenar nuestras redes vacías, y nutrirnos tanto espiritual como físicamente. Nos llama a confiar en su guía, a buscar su presencia apasionadamente y a recibir su provisión con gratitud.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Jueves, 24 de abril de 2025

Hch 3, 11-26. Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos.

Sal 8. ¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

Lc 24, 35-48. Así está escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día.

El saludo de Jesús, «Paz a vosotros», es más que una simple bienvenida; es fruto de la reconciliación definitiva entre Dios y la humanidad. Siente esa paz en tu corazón. La resurrección de Jesús no es solo una victoria sobre la muerte, sino también el punto de partida para una nueva forma de vida. Reflexiona ahora sobre cómo la presencia de Jesús transforma nuestro miedo en misión, nuestro asombro en acción. Estamos llamados a ser testigos de estas verdades, no solo como historias del pasado, sino como realidades vivas que deben ser compartidas con el mundo.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

 

Lc 24,35-48 :“Así está escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día”.

    Aun no estaban convencidos, que torpes y necios son, cosas de mujeres, delirios dirían algunos. Y, hoy, te presentas al grupo y hasta les tienes que dar una prueba de que no eres un fantasma, les muestras tus manos y pies y, hasta les pides de comer. Después, con paciencia, como siempre, y como a los discípulos de Emaús, les habla de lo referente a ti en todas las Escrituras. Hoy, Señor, te pido que, como a ellos, me abras el entendimiento para que, también yo, pueda comprendedlas, que, junto a tu cuerpo y sangre, sean el alimento para mi caminar, pues, sólo así, seré y viviré. X todos y x todo y x tanto.

El Párroco

Miércoles, 23 de abril de 2025

Hch 3, 1-10. Te doy lo que tengo: en nombre de Jesús, levántate y anda.

Sal 104. Que se alegren los que buscan al Señor.

Lc 24, 13-35. ”«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró…”.

    ¡Qué hermosa escena la que me presenta hoy tu evangelista Lucas! Que tristeza llevan estos dos discípulos porque estaban perdiendo toda esperanza, hasta te llegan a decir que, si eres el único extranjero que no sabe lo que ha pasado estos días en Jerusalén, a ti, precisamente a ti, que eres el crucificado. Y, con paciencia, como siempre, comienzas a explicarles todas las escrituras, como a mí todas las mañanas, solo, al final, cuando partes el pan, es cuando te reconocen, y es entonces cuando dan la verdadera razón del por qué quisieron que te quedarás, no porque anocheciese sino porque ardían sus corazones, como el mío cuando me hablas cada mañana, y es que hablas de corazón a corazón. Y ahora, llenos de esperanza, vuelven a la comunidad a comunicar lo ocurrido. Gracias, Señor, por tu conversación, como ahora, que me cargas las pilas y me haces ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz miércoles de Resurrección.

El Párroco

 

A menudo caminamos en la vida, absortos en nuestras preocupaciones y cegados por nuestras expectativas, sin ser capaces de reconocer la presencia de lo divino. Hoy volvemos a encontrar en el Evangelio un recordatorio de que no estamos solos en nuestro camino lleno de desafíos y dudas. Es una llamada a abrir nuestros ojos y nuestros corazones, a reconocer a Jesús en nuestras vidas, a permitir que las Escrituras nos hablen, y a compartir con otros la Buena Noticia con corazones llenos de amor y esperanza. En cada Eucaristía estamos invitados a recordar que Jesús sigue revelándose en los momentos más inesperados.

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

Lunes, 21 de abril de 2025

Hch 2, 14. 22-33. A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.

Sal 15. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Mt 28, 8-15. ”Los sumos sacerdotes y los ancianos llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma… «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais…» y esta historia se ha ido difundiendo… hasta hoy”.

Mentirosos y embusteros, ¿cómo lo sabéis si estáis dormidos?, y, además, pobres discípulos, como iban a hacerlo si estaban llenos de miedo, historia, pues, incoherente pero que se ha difundido y muchos la creen. Yo no, Señor, yo creo lo que me dice la Magdalena pues le he preguntado esta mañana y me ha dicho ha contestado: «a mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudario y mortaja, ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!», y, después, es a ti mismo, Señor, a quien escucho decirme:”Alégrate, no tengas miedo”, y como Pedro, ya sin miedo, proclamar la buena nueva. Gracias, Señor, por tanto amor, y gracias porque el mensaje de María la Magdalena, que no es delirio, me hace ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. ¡Aleluya, ha resucitado!

 El Párroco

 

El sepulcro vacío desafía la lógica humana. La revelación divina choca con la reacción de los soldados y los líderes religiosos. Es el contraste entre la fe y el miedo, entre la verdad y la manipulación. Los líderes, temerosos de perder su poder y autoridad, optan por sobornar y propagar falsedades. El relato nos invita a reflexionar sobre la manera en que enfrentamos las verdades que alteran nuestra realidad. ¿Respondemos con miedo y negación, o con fe y apertura a lo nuevo? ¿Podemos reconocer los momentos de revelación en nuestras propias vidas? La resurrección de Jesús no es solo un evento para ser creído, sino una experiencia para ser vivida.

 Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

 
 
 

Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 1-9.

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:

«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.


 ---------------
 Lc 24,1-12:”¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado”.

Algunos pensaban que con tu muerte todo había terminado, y es lo contrario, con ella todo ha comenzado. Me lo has hecho recordar, me lo habías dicho tantas veces: "he de ser crucificado, pero al tercer día resucitaré”, y ha ocurrido. Me has amado hasta el extremo, has dado tu vida por mí haciéndome tu amigo, pero vi tu muerte, me quedé dolido y en silencio y hasta vi donde te dieron sepultura. Y, hoy, la piedra de la sepultura está corrida, y es que no podía quedarse tras una piedra quién es la vida, y, hoy, por todos los rincones del mundo, y no son delirios de mujeres, se escucha decir: “¡HA RESUCITADO!”. Tu vida ha merecido la pena pues, como el trigo no da fruto si no cae en tierra y muere, tú has dado y sigues dando fruto, y, hoy, con las mujeres no tengo más que un grito de júbilo:¡CRISTO VIVE!. Tu, Señor, vives, con tu muerte me has rescatado, me has salvado, y con tu Resurrección me has dado vida eterna, por eso soy y vivo feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz domingo de Resurrección, ¡Aleluya!

 El Párroco

 

Haz clip en:

Domingo de Resurrección
 

 

Padre Carlos Domínguez

Vicario Parroquial de San José, Mérida

 
 
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario