II SEMANA DE ADVIENTO
Sábado, 13 de diciembre
de 2025
Eclo 48, 1-4. 9-11b. Elías
volverá de nuevo.
Sal 79. Oh, Dios,
restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Mt 17, 10-13. “Elías ya ha venido y
no lo reconocieron.”
El Párroco
Viernes, 12 de diciembre
de 2025
Is 48, 17-19. Si hubieras atendido a mis mandatos.
Sal 1. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.
Mt 11, 16-19. “¿A quién compararé esta
generación?”
Igual que a esta, Señor.
Somos, soy criticón y solo por el hecho de que otros hagan lo que yo no hago,
y, por dentro, me corroe, y en lugar de hacer el bien y de ser testigo de ti y
de tu reino me dedico a criticar a otros, que si beben o no beben, solo porque
son otros los que lo han hecho. Que si aquel hace las cosas por presumir, que
si éste lo hace para aparentar… Señor que me olvide de lo que otros hagan y,
ojalá, hagan mucho, y yo solo me dedique a trabajar por ti, por tu reino y todo
lo haga por amor y solo por amor, así seré y viviré feliz. X todos y x todo y x
tanto. Feliz día.
El Párroco
Jueves, 11 de diciembre
de 2025
Is 41, 13-20. Yo soy tu
libertador, el Santo de Israel.
Sal 144. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad.
Mt
11, 11-15. “No ha nacido uno más grande que Juan el Bautista”.
Hoy, Señor, me hablas del
Elías que tenía que venir para preparar tu camino que es Juan el Bautista,
quien se llenó del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y, me dices, que es
el más grande de los nacidos, pero que el más pequeño de tu reino es más grande
que él, porque, él, solo vio el inicio de tu reino. Señor, que yo quiera ser de
tu reino, sé que lo soy, pero que desee serlo, porque para ello me he de
esforzar, pues no basta decir “señor, señor”, ya que “aunque me has creado sin mí,
no me salvarás sin mi”, que decía san Agustín. Gracias, Señor, por tu amor y
por tu gracia, con la que sé que cuento, y por hacerme de tu reino, pues, desde
él, es como soy y vivo feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz jueves
eucarístico.
El Párroco
Miércoles,
10 de diciembre de 2025
Santa Eulalia de Mérida.
Is 40, 25-31. El Señor todopoderoso fortalece a quien está
cansado.
Sal 102. Bendice, alma mía, al Señor.
Mt 11, 28-30. «Venid a mí todos los que estáis
cansados y agobiados, y yo os aliviaré».
Gracias, Señor, por estar
pendiente de mí e invitarme a que acuda a ti siempre que esté cansado y
agobiado, sea física o moralmente, porque tú siempre escuchas el clamor de los
que acudan a ti, y, por muy grande que sea mi cansancio, me das ejemplo pues,
también, tú necesitaste descansar en el brocal de aquel pozo, pero, enseguida,
te olvidaste de ti para atender a la samaritana que fue a por agua y encontró
en ti una fuente de vida eterna. Y, aunque sean muy fuerte mis agobios, tú me
enseñas a llevar la cruz y a levantarme cuantas veces haga falta, porque como
me dices eres manso y humilde de corazón y, solo en ti, encontraré mi descanso.
Gracias, Señor, por tu amor que me hace despreocuparme de mí, y que me hace ser
y vivir feliz. X todos y x todo. Feliz día.
El Párroco
Martes, 9 de diciembre de 2025
Is 40, 1-11. Dios consuela a su pueblo.
Sal 95. Aquí
está nuestro Dios, que llega con fuerza.
Mt 18, 12-14. «No es voluntad de vuestro Padre que está
en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».
Porque
tu voluntad es la salvación de todos los hombres, para eso has enviado a tu
Hijo, para que salga en busca de los que estamos perdidos, porque no has
venido, Señor, a buscar a los sanos sino a los enfermos. Me dices que no
quieres que se pierda ninguno de esos pequeños después de contarme la parábola
de la oveja perdida, como el pastor, tú, mi Dios, vas en busca de ella, dejando
las otras noventa y nueve en el aprisco, y que te alegras, cuando la
encuentras, más que por las que no se habían perdido. Señor, no dejes que me
pierda, sé que lo haces, y que me has dejado para ello tu palabra, tus
sacramentos y la Iglesia, búscame siempre para que este, junto a mis hermanos,
en el aprisco, resguardado de la intemperie, pues solo así, soy y vivo feliz. X
todos y x todo y x tanto. Feliz día.
El
Párroco
Lunes, 8 de diciembre de 2025
La Inmaculada Concepción de la Virgen
María.
Gen 3, 9-15. 20. Pongo hostilidad entre tu descendencia y la descendencia de la mujer.
Sal 97. Cantad al Señor un cántico
nuevo, porque ha hecho maravillas.
Ef 1, 3-6. 11-12. Dios nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo.
Lc 1, 26-38. Alégrate, llena de gracia, el
Señor está contigo
Frente a nuestros primeros padres que quisieron ser como Dios, pero sin ti, Padre, aparece hoy esa mujer, la que será hostil para el diablo y, además, me anuncias que esa misma lucha se dará, también, entre la descendencia del diablo y la tuya, María: Cristo, y que solo querrá ser la esclava y, por el camino de la humildad será tu Madre, Señor. Frente al NO de Eva, está tu SI madre, enseñándome cuál ha de ser mi camino. Y en prevención de tu maternidad divina, Dios Padre, te preservo de todo pecado desde antes de tu concepción, siendo, pues, Inmaculada Concepción. Y, así, mirándote a ti, madre, me siento con fuerzas en mi caminar, pues tú eres, como yo, de carne y hueso, de mí misma raza, y en ti, por tanto, sé que, también yo, podré vencer, y, mientras, lleno de esperanza, podré ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Gracias Madre por tu SI. Feliz día.
El Párroco
Lectura del santo
Evangelio según san Mateo 3, 1-12
Por
aquellos días, Juan el Bautista se presentó en el desierto de Judea,
predicando:
«Convertíos,
porque está cerca el reino de los cielos».
Este
es el que anunció el profeta Isaías, diciendo:
«Voz
del que grita en el desierto:
“Preparad
el camino del Señor, allanad sus senderos”».
Juan
llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y
se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Y
acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán;
confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos
fariseos y saduceos venían a que los bautizará, les dijo:
«¡Raza
de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?
Dad
el fruto que pide la conversión.
Y no
os hagáis ilusiones, pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues os digo que
Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras.
Ya
toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será
talado y echado al fuego.
Yo
os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es
más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias.
Él
os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Él tiene el bieldo en
la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en
una hoguera que no se apaga»
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Mt
3,1-12:”Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos”.
El Párroco
Sábado, 6 de diciembre
de 2025
Is 30, 19-21. 23-26. Se
apiadará de ti al oír tu gemido.
Sal 146. Dichosos los que esperan en el Señor.
Mt 9, 35 — 10, 1. 5a. 6-8. ”Al ver a las
muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas,
«como ovejas que no tienen pastor»”.
Se nos vuelve hoy a
hablar, Señor, de tu compasión, que es el sentimiento que te mueve a actuar,
padecer con quien sufre intentando aliviar su acuciante necesidad, y lo haces
con ternura, con corazón de padre y madre. Y hoy, esa compasión, es porque nos ves
extenuados y abandonados, por eso, inmediatamente, mandas a tus discípulos a
que se preocupen, como tú, de la gente, que sean buenos pastores. Hoy, en este
momento, me envías a mí, y pides que, todos, juntos, recemos porque la mies es
abundante, y no se puede quedar en el campo sin recoger. Hoy me mandas a mí,
como pastor, y pides que recemos para que haya muchos buenos pastores, a la
altura de tu corazón, para que muchos otros te conozcan y, así, seamos y
vivamos felices. X todos y x todo y x tanto. Feliz día de María.
El Párroco
Viernes, 5 de diciembre
de 2025
Is 29, 17-24. Aquel día verán los ojos de los
ciegos.
Sal 26. R. El Señor es mi luz y mi salvación.
Mt 9, 27-31. ”Dos ciegos seguían a Jesús gritando: «Ten compasión de
nosotros, hijo de David”.
Y de mí, Señor. Pero aumenta mi fe, pues es lo que
me enseñas hoy, que sí creo en ti, con una oración confiada e insistente, seré
curado de todas mis cegueras, pues esa fue tu pregunta: ”creéis que puedo
hacerlo” y ante sus respuestas de “creemos que sí”, le respondiste: ”qué os suceda lo que creéis”. Señor, aumenta
mi fe para que sea sanado de todas mis cegueras y, así, sea y viva feliz. X
todos y x todo y x tanto. Feliz día.
El Párroco
Jueves, 4 de diciembre
de 2025
Is 26, 1-6. Que entre un pueblo justo, que observa la lealtad.
Sal 117. Bendito el
que viene en nombre del Señor.
Mt 7, 21. 24-27. ”«No todo el que me dice
“Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos…».
Sino que tengo que
cumplir la voluntad del Padre, no basta la zalamería sino el verdadero amor y
este con obras. No bastan las palabras huecas y vacías sino el escuchar la
tuya, el adviento es tiempo de escucha, y ponerla por práctica, así mi casa –mi
vida– estará sustentada sobre ti, Señor, verdadera roca, y por mucha lluvia que
caiga y desborde ríos y vientos que soplen, no se hundirá porque tu, Señor,
serás mi verdadero cimiento que me hará ser y vivir feliz. X todos y x todo y x
tanto. Feliz jueves eucarístico.
El Párroco
Miércoles,
3 de diciembre de 2025
Is 25,
6-10a. El Señor invita a su festín y enjuga las lágrimas de todos los
rostros.
Sal
22. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Mt 15, 29-37. “Siento compasión de la gente, porque
llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer”.
Después de cumplir la voluntad del Padre, lo que te
mueve a ti, Señor, es la compasió, es decir, esa ternura, de la que hablaba el
papa Francisco, y que debería haber más en la gente de la Iglesia, empezando
por mi. Ternura ante el sufrimiento del otro con el deseo sincero de querer
aliviarlo. Hoy, sucintamente, lo dice así el evangelio, curabas a los que
ponían a tus pies, y llamaste a tus discípulos, a los doce, para ver qué hacer
con aquella gente que llevaban tres días contigo y si los despedías podían desfallecer.
Que hermoso es ver lo importante que es el compartir por poco que sea, tu,
Señor, pondrás el resto, pero me haces ver que me quieres necesitar, nos
quieres necesitar a todos los que tenemos un mismo fin. Señor, que yo viva
unido a los míos, mi presbiterio, mi Parroquia, mi gente, así seré y viviré
feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día.
El Párroco
Martes, 2 de diciembre de 2025
Is 11, 1-10. Sobre
él se posará el espíritu del Señor.
Sal 71. En
sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Lc 10, 21-24. “Te doy gracias,
Padre, Señor del cielo y de la tierra porque has revelado estas cosas… a los
pequeños”.
Pero,
antes, me ha dicho Lucas, que te has llenado de alegría, que es uno de los
frutos del Espíritu Santo, y te has llenado de ella, porque, también, te has
llenado de Él. Señor, que no me falte esta alegría y que, además, sepa
contagiarla a los que estén a mi lado. Para eso, hemos de hacernos como niños,
pues es a ellos, no a los sabios y entendidos, a los que les has revelado las
cosas de tu reino. Señor, que vaya por este camino, por el de los humildes de
Dios, los que esperan contra toda esperanza (María, José, Simeón, Juan el
Bautista, etc.) , tus preferidos, y, así, por ese camino, seré y viviré feliz.
X todos y x todo y x tanto. Feliz día.
El Párroco
Lunes, 1 de diciembre de 2025
Is 2, 1-5. El Señor congrega a todas las naciones en la paz eterna del Reino de Dios.
o bien: Is 4, 2-6. Será ornamento para los redimidos.
Sal
121. Vamos alegres a la casa del Señor.
Mt
8, 5-11. “Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo.
Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano”.
Esta es la respuesta,
llena de fe, que te da un no judío, es más, un enemigo según las autoridades
judías por ser un funcionario, un centurión, romano, y le alabas su fe y, su
respuesta, te sirve para decirme que tu reino se llenará de hombres de toda raza,
lengua y nación, porque tu, Señor, has venido a unir y no a separar, basta que
tenga fe en ti y haga el bien sin mirar a quien. Este hombre, el centurión, no
ha pedido para sí, sino para un criado enfermo al que ama, y tú, Señor, lo
sanas por su fe. Señor, tampoco yo soy digno de que entres en mi casa, pero una
sola palabra tuya bastará para sanarme, y para que, a pesar de mi, pueda
comulgarte y ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día.
El Párroco
Lectura
del santo Evangelio según san Mateo 24, 37‐44
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando
venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
En
los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y
las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando
menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá
cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo: a uno se lo
llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la
llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día
vendrá vuestro Señor.
Comprended que si
supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en
vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por
eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis
viene el Hijo del hombre.
Mt 24,37-44: “Estad en vela”
Hoy comienza el tiempo de adviento,
comienza el año litúrgico, y no puede pasarme desapercibido, o solo lleno de
ruidos callejeros y luces de artificios. En este tiempo he de estar más pendiente de ti y escuchar que la
palabra que me repites, constantemente, es la de estar en “VELA”, he de estar
despierto y preparado, y la palabra de hoy, no es de desánimo, sino todo lo
contrario de esperanza porque, como me dice San Pablo: ”la salvación está más
cerca…” (Rom 13,11-12). O, como anuncia tu profeta Isaías, serán tiempos de
paz, “ya no se alzarán pueblo contra pueblo”, invitándonos a caminar a tu luz,
Señor” (Is. 2,5). Así, pues, la palabra más repetida es la de estar en vela,
por lo que he de “salir a tu encuentro que vienes cargado de buenas obras”, que
no he llenar tanto mi casa de luces, cuanto de silencio mi corazón para que
seas tú, Señor, quien lo llene de tus palabras, porque es en el silencio donde
tú me hablas, y así seré y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz día
del Señor.
El Párroco
XXXIV
SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Sábado, 29 de noviembre
de 2025
Dan 7, 15-27. El reinado y el dominio serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo.
Salmo: Dan 3, 82-87. ¡Ensalzadlo
con himnos por los siglos!
Lc 21, 34-36.
“Estad, pues, despiertos en todo tiempo… manteneros en pie”.
Está es la actitud de
todo creyente, no embotados por los vicios mundanos, llenado mi corazón de
silencio para que tú me hables y te escuche. He de estar de pie, como tú madre
en la cruz, porque a pesar del sufrimiento y de las cruces, de estar asolado o perseguido,
no estoy vencido, sino confiado en ti. De pie para con prontitud, sin demora,
seguirte nada más escuchar tu llamada, y despierto para abrirte a la primera
llamada que me hagas y te abra enseguida la puerta para que entres en mi casa y
cenemos los dos, juntos, así seré y viviré feliz. X todos y x todo y x tanto.
Feliz día de María.
El Párroco
Viernes, 28 de noviembre
de 2025
Salmo: Dan 3, 75-81. R. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Seguimos con estos
discursos escatológicos, diciéndonos que hemos de saber leer los signos de los
tiempos lo mismo que sabemos que cuando la higuera echa brotes es que está
próximo el verano. Pues, tu reino, está cerca, está en todo creyente que es
veraz y fiel, y nos dices que, a pesar de que todo cambie, hay algo que siempre
permanecerá, tu palabra que es eterna, por eso he de trasmitirla a los demás,
pues es lo único que me hará ser y vivir feliz. X todos y x todo y x tanto.
Feliz día.
El Párroco
Jueves, 27 de noviembre
de 2025
Dan 6, 12-28. Dios
envió a su ángel a cerrar las fauces de los leones.
Salmo: Dan 3, 68-74. ¡Ensalzadlo
con himnos por los siglos!
Lc 21, 20-28. ”Cuando empiece a suceder
esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación”.
Esa es la actitud cristiana, la de alzar siempre y en todo
memento mi cabeza pues soy tuyo, y, como me decías ayer, es la perseverancia mi
camino de salvación, la que me hará llegar a ti. Por eso, tus palabras, no son
de miedo sino de ánimo, de que he de estar, siempre, en vela, pues tú, Señor,
siempre estás viniendo, te acercas y pasas a mi lado, pues eres tú mi
liberación, como me dice la profecía de Daniel, en boca del rey: ”Dios es el
Dios vivo que permanece siempre, que salva y libra” y que me hacer ser y vivir
feliz. X todos y x todo y x tanto. Feliz jueves eucarístico.
El Párroco





















