CARTA
DE UNOS PADRES A SU HIJO BAUTIZADO
«Querido hijo:
Hoy
hemos querido bautizarte en Cristo Jesús, sumergirte en la muerte y
resurrección del Dios en el que creemos. Con esta carta, que más adelante serás
capaz de leer, queremos decirte por qué.
No
te hemos bautizado para imponerte nuestra opción, sino para abrir ante ti un
camino de libertad que mañana tú podrás elegir y seguir libremente. Hemos
querido darte lo mejor que tenemos.
Creemos que esta pequeña semilla de
la fe, sembrada hoy en el jardín de tu corazón, entre la luz del día y las
tinieblas de la noche, germinará en lo más secreto de tu vida.
Te hemos sumergido hoy en el océano de amor de
Jesucristo para darte una nueva fuerza, mayor que nosotros y mayor que tú. Una
fuerza que te dará valor en tus luchas, clarividencia en tus opciones, luz en
tus pasos. Una fuerza que te dará esperanza y alegría para vencer a las fuerzas
del mal.
Hemos querido bautizarte en
Cristo para que seas un hombre (una mujer) libre y en pie, en medio de este
mundo a veces un tanto loco. Y, sobre todo, para que seas un hermano (una
hermana) que construya con Dios el futuro de nuestra tierra.
Has
de saber que, aunque un día llegues a olvidar este don inmortal, seguirás
secretamente marcado por el fuego de su llamada.
Como
María cuando presentó a su Hijo Jesús en el Templo, hemos querido traerte al
umbral de la Casa de Dios, ponerte en los brazos de su Iglesia e introducirte
en un pueblo de buscadores que se convierten en hermanos y hermanas.
Y cuando, mañana, ya no podamos hacer nada por ti,
te quedará al menos, grabada en tu frente y en tu corazón, esta cruz de Cristo
vencedor.
Porque
Él y sólo Él, tu Salvador y Señor, trazará mañana para ti un camino de paz y
libertad.
Más
allá de tus angustias y tus miserias, será Él quien abra para ti la Casa de su
Padre y de tu muerte haga brotar su eternidad.
M. Hubaut El ateo y los guías
Hace
algunos años un científico ateo ascendía a una gran montaña guiado por algunos
cristianos. Observó que sus guías, cuando atardecía, se detenían en cualquier
rincón y se ponían a rezar y celebrar la eucaristía.
Se
acercó el científico y les preguntó qué era lo que hacían. "Hacemos
oración", contestaron. "¿Y a quién se dirigen en la oración?",
volvió a preguntar. "A Dios", le respondieron. El científico sonrió
maliciosamente y les preguntó: "¿Han visto ustedes a Dios alguna
vez?". Le respondieron que no. "Y, ¿lo han tocado con sus
manos?". Nuevamente le dijeron que no. "¿Han escuchado la voz de Dios
con sus oídos?". La respuesta nuevamente fue negativa. El científico
concluyó: "¡Entonces no sean ustedes locos! Si nunca han visto a Dios, ni
lo han tocado, ni oído, ustedes no deben creer en Dios".
Los cristianos no le dijeron nada
por el momento.
A la mañana siguiente, mientras
amanecía con una aurora espectacular, el científico salió de la carpa y, al ver
las huellas de un león, les comentó a los guías: "Por aquí pasó un
León". Uno de los cristianos le preguntó al ateo: "Pero señor, ¿acaso
ha visto usted al león?". "No lo he visto", respondió. Volvió a
preguntarle: "O, ¿acaso lo oyó cuando pasó por aquí?". "Nada de
eso", dijo el científico. "¿Lo tocó con sus manos?", insistió el
guía. "Tampoco". El cristiano concluyó: "Entonces usted está
loco: ¿Cómo puede creer que pasó por aquí un León, si usted no lo vio, ni lo
oyó, ni tocó con sus manos?". El científico, señalando el suelo, repuso
enojado: "Es que aquí sobre la arena están las huellas del León".
Entonces el cristiano, mirando el cielo y señalando la aurora que asombraba a
todos, concluyó: "Señor, ahí tiene usted las huellas de Dios; por tanto,
no cabe duda de que Dios existe y actúa. Un Dios que también lo ama y ha dejado
su huella en toda la creación, incluso en usted mismo, aunque usted no
lo reconozca".
Cuenta la leyenda que un ermitaño, en
oración, oyó claramente la voz de Dios: le invitaba a acudir a un encuentro
especial con Él. La cita era para el atardecer del día siguiente en lo más alto
de una montaña lejana.
Temprano se puso en camino; necesitaba
todo el día para llegar al monte y subirlo; ante todo, quería llegar puntual a
la importante entrevista.
Atravesando un valle se encontró a
varios campesinos ocupados en intentar controlar y apagar un incendio declarado
en el bosque cercano y que amenazaba las cosechas y hasta las propias casas de
los habitantes. Reclamaron su ayuda porque todos los brazos eran pocos. El
ermitaño sintió la angustia de la situación y el no poder detenerse a
ayudarles. No debía llegar tarde a la cita y, menos aún, faltar a ella. Así que
con una oración para que el Señor los socorriera apresuró el paso, ya que había
de dar un rodeo a causa del fuego.
Tras difícil subida, llegó a lo alto de
la montaña, jadeante por la fatiga y la emoción. El sol comenzaba a
ponerse; llegaba puntual, por lo que dio gracias al cielo en su corazón.
Miró en todas las direcciones. El Señor
no aparecía por ninguna parte. Por fin descubrió visible sobre una roca algo
escrito. Leyó: «Dispénsame; estoy ocupado ayudando a los que apagan el
incendio». Entonces el ermitaño comprendió dónde debía encontrarse con Dios.
A Dios lo encontramos en el prójimo. Y
ante el prójimo podemos adoptar cuatro actitudes:
- primera actitud, la de ver en él a un
enemigo;
-segunda actitud, la de ver en él sólo
un objeto en el que puedo encontrar placer u otras ventajas materiales, y si no
me sirve para eso lo tiro como se tira un trapo. Y algunos a esto le llaman
amor.
- Tercera actitud, la de verlo con
indiferencia, ni para bien ni para mal.
- Cuarta actitud es la actitud de
servicio.
Son los que tienen la
actitud de servicio al prójimo y no los que dicen «Señor, Señor» los que
entrarán en el reino de los cielos, porque ellos cumplen la voluntad de Dios.
Olivia es el nombre de una
joven de Mozambique, que carece de piernas y que gateaba cuatro kilómetros
todos los domingos para asistir a misa en la ciudad africana de Chissano.
Hasta que un día un grupo
de religiosas de la congregación Hermanitas de los Ancianos Desamparados que
partió el pasado año desde Valencia para fundar un asilo en dicha ciudad,
vieron de lejos que algo se movía, cual fue su sorpresa cuando se encontraron
con la chica que iba para acudir a Misa.
Observaron estas monjas
que la arena del camino le quemaba las palmas de las manos.
Ante ese testimonio de superación y de fe
heroico, las religiosas le han proporcionado una silla de ruedas por parte de
un benefactor. (Esta noticia la escuché en el programa radiofónico de Manuel Mª
Bru).
El Señor, ha premiado a Olivia en
su esfuerzo por ir a recibirle. Nosotros, que tenemos Iglesias en casi todas
las principales calles de nuestra ciudad, a veces nos cuesta desplazarnos: sí
es verano, porque hace mucho calor, sí es invierno porque hace mucho frío.
Podríamos quedarnos con el testimonio de amor a la
Eucaristía que nos ha dado esta joven Mozambiqueña.
Lo
que entendió la monja en Kosovo,
cuando era soldado
cuando era soldado
Nuestro país es el primero de Europa en
el consumo de cocaína, el primero en número de abortos, el que tiene el índice
de natalidad más bajo, el que tiene más inmigrantes sin papeles, la inseguridad
ciudadana muchos la padecemos y la violencia de género es noticia de casi todos
los días.
¿Por qué pasa? ¿Hemos perdido la sensibilidad?
¿O será que somos tan egoístas que solo vamos de espectadores por la vida?
Matilde de Luis, soldado profesional en Kosovo que ha
dejado el ejercito para hacerse monja, explica: “En Kosovo comprendí que el
mundo debía cambiar, y me di cuenta de que para conseguirlo la que tenía que
cambiar era yo”.
Si queremos podemos cambiar, no estamos
solos. Hemos de ser optimistas y objetivos. Aunque veamos deficiencias y
errores, abundan siempre muchas actitudes positivas, realidades buenas en las
mujeres y en los hombres con quienes nos encontramos, y en el ambiente en que
nos movemos.
DOS AMIGOS DISCUTIERON
Dos amigos
viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. El
otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
“HOY, MI MEJOR
AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO".
Siguieron
adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido
abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al
recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
“HOY, MI MEJOR
AMIGO ME SALVO LA VIDA" .
Intrigado, el
amigo preguntó:
¿Por qué después
que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el
otro amigo respondió:
"Cuando un
gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del
olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo. Por otro lado, cuando
nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del
corazón donde no haya viento ninguno en todo el mundo que podrá borrarlo".
“Espejos”
Un día, descubrió Satanás
un modo de divertirse. Inventó un espejo con una propiedad mágica: en él se
veía feo y mezquino todo cuanto era bueno y hermoso y, en cambio, se veía
grande y detallado todo lo que era feo y malo.
Satanás iba por todas partes con su
espejo. Y cuantos se miraban en él se horrorizaban: todo aparecía monstruoso.
Un día le pareció tan delicioso el
espectáculo que se desternilló de risa y el espejo se le fue de las manos,
partiéndose en millones de pedazos. Un huracán, potente y perverso, desperdigó
por el mundo los trozos del espejo.
Algunos trozos eran muy pequeños y
penetraron en los ojos de muchas personas. Comenzaron a verlo todo al revés:
sólo percibían la maldad por todas partes.
Cuando Dios se dio cuenta, se entristeció,
y decidió ayudar a los hombres. Se dijo: "Enviaré al mundo a mi Hijo. Él
es mi espejo, el reflejo de mi bondad, de mi justicia y de mi amor. Refleja al
hombre como yo lo he pensado y querido".
Y Jesús vino como un espejo del Padre para
los hombres. Quien se miraba en él descubría la bondad y hermosura, y aprendía
a distinguirlas del egoísmo, la mentira y la injusticia.
Muchos amaban este espejo y siguieron a
Jesús. Otros, en cambio, decidieron romperlo. Y lo asesinaron.
Pero se levantó un huracán: el Espíritu
Santo. Arrastró los fragmentos por todo el mundo. El que recibe una mínima
centella de este espejo empieza ver el mundo y las personas como las veía
Jesús: las cosas buenas y hermosas, la justicia y la generosidad, la alegría y
la esperanza; mas la maldad y la injusticia aparecen como vencibles y
cambiables.
Bruno
Ferrero
“vive
sencillamente para que otros,
sencillamente, puedan vivir. “
El lema de la Campaña institucional de Cáritas "Vive
sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir" pone en
cuestión el modelo de convivencia que impera en nuestra sociedad y nos invita a
"tener un papel activo, participativo y protagonista en el proceso de
hacer sociedad/comunidad mediante la generación de lazos y vínculos
auténticamente humanos"(Modelo de Acción Social, Cáritas).
En un mundo dominado por la economía y las finanzas donde lo
único que parece importar son las cuentas de resultados, es la hora de las
personas. Un tiempo para ser protagonistas de nuestra historia, para tomar las
riendas de nuestra vida y cambiar el rumbo de determinadas dimensiones de la
vida personal y colectiva.
Es tiempo de Caridad, y Cáritas te invita a cambiar de estilo
de vida, a vivir con sencillez, a adoptar
valores de sobriedad, mesura y simplicidad voluntaria, a construir otro modelo de convivencia y de
relaciones con los demás, lejos del consumismo, donde seamos capaces de
construir solidaridad y comunidad desde la compasión y la comunión, desde
la capacidad que tenemos todos de sentir y vibrar con el otro, desde la
igualdad y dignidad común que nos identifica como seres humanos, miembros de
una misma familia humana.
Vivir sencillamente no se
reduce a una pura cuestión material de conformarse con tener pocas cosas, sino
que abarca a todo el ser de la persona. Implica una OPCIÓN de vida; es
un COMPROMISO personal por un estilo de vivir CONTRACORRIENTE a
los valores que promueve el modelo económico y social actual.
Liturgia y Vida
“Testigos de la Fe en el mundo“. Este
es el lema elegido para la jornada de este año del “Día del Apostolado
Seglar y de la Acción Católica”, jornada que se celebra coincidiendo con la
festividad de Pentecostés.
Hagamos una pequeña reflexión:
Cristianos.
Sí, no otra cosa. Seguidores de Jesucristo, de su Evangelio, dóciles a la
acción del Espíritu, hijos de un mismo Padre y, por lo tanto, hermanos.
Laicos. O, lo que es lo
mismo, no consagrados especialmente. Del pueblo llano y sencillo pero con la
misma dignidad de todos los cristianos, la de ser hijos de Dios por medio del
Bautismo. Su trabajo fundamental es “de tejas abajo”, aquí, en el mundo, con
sus manos, con su trabajo, en su familia, en su lugar de ocio, con lo que son y
con lo que tienen, haciendo realidad y concretando el Reino de Dios.
Constructores. No
destructores. Cada uno a su manera. Unos diseñan los planos, otros fabrican las
piezas, otros las distribuyen, otros las ensamblan, otros las rematan, otros
supervisan y corrigen el trabajo...
De Esperanza. No
somos “optimistas”. No pensamos que todo va “a salir bien”, que “no va a haber
problemas”. Tenemos, vivimos y necesitamos esperanza. La misma de los
Apóstoles, que sabe ver más allá del aparente fracaso, de la dificultad, del
desánimo.
Nos toca a la inmensa mayoría de los que
leemos estas líneas ponernos el “mono de trabajo” y ¡manos a la obra! … de
Dios. ¡A construir el Reino!. Ahora más que nunca, con la ayuda del Espíritu.
Hay que mostrar a todos que otro mundo es posible. Hay que seguir mostrando que
Dios nos quiere y nosotros le queremos y por eso nos amamos.
Hay que seguir mostrando que hay esposos
que se quieren y viven unidos, fieles, felices; trabajadores que cumplen con su
trabajo para servir a través de él y procuran cada día ser mejores
profesionales; estudiantes que aprovechan su momento y se forman integralmente
como personas para aportar en el futuro a la sociedad (que no todo es
botellón…), niños que viven con alegría… ancianos que preparan su encuentro con
el Padre compartiendo con Cristo nuestro hermano (voluntarios, cuidadores de
familiares enfermos, solícitos con el necesitado)…Y tantos y tantos que de
tantas y tantas maneras, amamos a Cristo, con obras y con palabras.
Todos somos necesarios en
esta gran empresa.
Sin tu participación
quedará incompleta. ¡A trabajar!
MES DE MAYO,
MES DE MARÍA.
1.-No
hay medida humana capaz de calibrar lo que cuesta un hijo a
su madre.
Y cuántas veces tienen que oír, ver y
sufrir las impertinencias del hijo. Uno, pequeño de seis años, cuya madre no
accedía a comprarle lo que él quería, le decía: "¡Qué mala eres mamá! No
conozco ninguna mujer tan mala como tú.
-"No te preocupes, hijo mío, le
contestó la madre, ya la conocerás".
El amor materno es un milagro de amor, el
más fiel reflejo del amor divino.
Madre, enséñanos a amar como tú amaste a
Jesús, tu Hijo y a todos los que te rodeaban, a todos mirabas como a hijos.
Gracias, María, a mí
también me miras con ese amor de Madre.
2.-Cuentan que Miguel Ángel,
sólo firmó, de todas sus obras, La Pietá. En un repliegue del manto de la
Virgen puso su nombre, en el año 1500.
El rostro de la Virgen reproduce el de su
madre. Y la madre de Miguel Ángel había muerto cuando él tenía cinco años.
Impresiona comprobar como se graba en la
mente del niño la imagen de su madre. Y es muy lógico que esa imagen sea el
punto de apoyo y de partida para imaginarnos a la Virgen María.
Aunque sería más exacto decir,
parafraseando el Génesis, al hablarnos de la creación del hombre, que nuestras
madres están hechas "a imagen y semejanza" de María. Ella es el
modelo de Madre. O, mejor dicho, es
la Madre por excelencia.
MES DE MAYO,
MES DE MARÍA
1. Alégrate, María, el
Señor está contigo.
Y
Dios nos regaló una Madre, la “Bendita entre todas las mujeres"
Es
bueno acudir con frecuencia a la Madre y presentarle una petición: que nos
indique lo qué debemos hacer. Ella nos dirá lo que dijo en las bodas de Caná: "Hacer
lo que Él os diga". Una invitación a escuchar a Jesús. Si de verdad
queremos escucharle, le sobran medios para hacerse entender.
2.
No hay medida humana capaz de calibrar lo que cuesta un hijo a su madre.
Y
cuántas veces tienen que oír, ver y sufrir las impertinencias del hijo. Uno,
pequeño de seis años, cuya madre no accedía a comprarle lo que él quería, le
decía: "¡Qué mala eres mamá!. No conozco ninguna mujer tan mala como tú.
"No
te preocupes, hijo mío, le contestó la madre, ya la conocerás".
El
amor materno es un milagro de amor, el más fiel reflejo del amor divino.
Madre,
enséñanos a amar como tú amaste a Jesús, tu Hijo y a todos los que te rodeaban,
a todos mirabas como a hijos.
Gracias,
María, a mí también me miras con ese amor de Madre.
Liturgia y Vida
Durante
este mes es probable que a muchos de nosotros nos toque asistir a alguna
“Primera Comunión”, bien como padres, bien como invitados, o simplemente porque
acudimos a la celebración de la Eucaristía y ese día hay unos cuantos niños
celebrando su Primera Comunión. Da igual. Para todos van estas pequeñas
sugerencias por si pueden ayudar a que de verdad ese día el verdadero
protagonista no sea el niño o la niña sino Jesús Resucitado, hecho alimento
para nuestra vida cristiana.
Valora
la Celebración de la Eucaristía. Los niños actúan por imitación. La
importancia que le den los padres y los adultos será la que ellos le den. Viste
con decoro, llega puntual, participa activamente con los gestos, las
aclamaciones… comulga (prepárate antes, con el sacramento de la reconciliación,
si es necesario)
Ayuda
a celebrar.
Participando activamente o, cuando menos, guardando silencio. No utilices el
templo como un estudio fotográfico durante la celebración ni te comportes como
si estuvieras en el bar. Estas recomendaciones van dirigidas a los invitados,
los padres han de procurar hacérselas llegar.
Se
austero. No
es necesario “tirar la casa por la ventana” para ir arreglado a la celebración.
No es necesario comprar trajes nuevos como tampoco es necesario gastar un
dineral en un gran banquete.
Acompaña
la fe del niño.
Ojala que entre los regalos que recibirá el niño ese día haya alguno, por lo
menos, que tenga un sentido cristiano y que le ayude en su camino de fe. Una
Biblia infantil, algún libro de temática religiosa, algún símbolo religioso.
Comparte. El día en que por
primera vez el niño recibe el Cuerpo de Jesús que se parte y se reparte es
bueno que hagamos lo mismo que hizo él y que nos enseñó. Es bueno que el niño y
su familia compartan con la Parroquia y entreguen dinero para su sostenimiento
y para la atención a los pobres y necesitados. Otra cosa más es hacer los
gastos en tiendas solidarias, de comercio justo o que tengan repercusión social
(p. ej. Aprosuba).
Son
sólo algunas pistas, la fe y el compromiso de cada cual harán que se tengan o
no en cuenta, y que eso se manifieste en su conducta y en la forma de celebrar.
Liturgia y Vida
Estamos todavía en el Tiempo de Pascua.
Desde antiguo en la Iglesia era el tiempo propicio para celebrar el Sacramento
del Bautismo e incorporar nuevos miembros a la comunidad de los seguidores de Jesucristo.
También suele coincidir actualmente con el momento en que los niños que se han
preparado para ello reciben por primera vez a Jesús sacramentado, hacen la
Primera Comunión. En ambos casos los padres tienen mucho que ver.
Los padres son los primeros educadores de
sus hijos, desean lo mejor para ellos y por eso han de
ocuparse y preocuparse de elegir lo que consideran mejor para ellos. Desde esta
perspectiva un día decidieron solicitar a la Iglesia el Bautismo para sus hijos
comprometiéndose a hacer todo lo posible para educar y formar en la fe a sus
hijos, haciendo que poco a poco fuese madurando en ellos y que no se apagase la
luz encendida el día de su bautismo.
Dentro de esta educación y formación de la
fe lo fundamental es el testimonio personal y directo de los propios padres. Y estos
no están solos. La Iglesia les ofrece lugares y procedimientos para su propia
formación (por supuesto la Eucaristía dominical; Catequesis de Adultos;
Movimientos Familiares; Medios de Comunicación; Escuela de Padres…) y la de sus
hijos. Para los hijos son dos los cauces formativos principales. La Catequesis
y la Clase de Religión, ambos complementarios y no excluyentes. Mientras en la
Clase de Religión se enseñan los contenidos de nuestra fe en la Catequesis se
hace más hincapié en el aspecto vivencial y celebrativo de la fe, en cómo cada
uno sigue hoy a Jesucristo según sus circunstancias personales y familiares.
Así en la Clase de Religión se habla, por ejemplo, de los sacramentos, cuáles
son, en qué consisten, de que partes o elementos constan y en la Catequesis se
realiza la preparación para recibirlos adecuadamente y que sean un encuentro
personal con Jesús en medio de nuestra vida.
Y hablando de la Comunión, de la “Primera
Comunión”. Hagamos unas pequeñas observaciones.
Que no sea la primera y “última” comunión. Se
recibe a Jesús por primera vez como alimento para nuestro caminar cristiano por
la vida. Si no seguimos alimentándonos nos moriremos. Es necesario que el niño
siga participando en la Eucaristía (mejor junto a sus padres) y asistiendo a
Catequesis y a la Clase de Religión para completar su formación.
Que Jesús sea el protagonista. El
día de la Primera Comunión se celebra eso, la primera vez en que Jesús es
recibido como alimento y la participación con la comunidad adulta en la
Eucaristía. No podemos hacer que otros elementos empañen esta realidad.
Que celebremos una gran fiesta. Y
no hay mejor fiesta que la Eucaristía ni mejor regalo que Jesús. Participemos
activamente, atendamos a la celebración, a las oraciones, a las lecturas.
Guardemos silencio y compostura para celebrar y dejar celebrar. Acompañemos a
los niños que hacen la Primera Comunión, enseñándoles con nuestro ejemplo como
comportarse y acercándonos también nosotros a comulgar. Luego podremos, si
queremos, continuar la fiesta con amigos y familiares, de una manera sencilla,
como sencilla fue la vida de Jesús.
CLASES DE RELIGIÓN CATÓLICA 2.013-14
“Llega el momento de inscribir a
vuestros hijos en la clase de religión en el colegio. .
Vosotros, queridos padres, valoráis mucho
la clase de religión católica. La inmensa mayoría venís pidiendo esta enseñanza
curso tras curso con plena libertad y constancia admirable. Os damos las
gracias por el interés que demostráis en la formación completa de vuestros
hijos.
. Es vuestro derecho propio y constitucional.
El Estado tiene la obligación de facilitaros el ejercicio real de este derecho
fundamental, que a vosotros os asiste y a nadie perjudica.
UN
DERECHO:
“Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste
a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté
de acuerdo con sus propias convicciones. ( Constitución Española Artículo
27.3)”
El estudio de la religión en la escuela es un
instrumento precioso para que los niños y los jóvenes crezcan en el
conocimiento de todo lo que significa su fe, a la par que van desarrollando sus
saberes en otros campos. Comprenderán que creer en Dios ilumina las preguntas
más profundas que ellos mismos llevan en el alma y que Jesucristo es la
revelación plena del misterio de Dios y del camino del ser humano. Entenderán
la cultura en la que viven, cuyos valores y expresiones artísticas y de todo
orden hunden sus raíces en la fe cristiana. Aprenderán a valorar lo bueno
que hay en otras religiones y a respetar la dignidad sagrada de todos los
hombres, creyentes o no. Adquirirán una visión armónica del mundo y de la vida
humana que les capacitará para ser personas más felices y ciudadanos
más libres y responsables, constructores de verdadera convivencia y de
una sociedad en paz.
Por tanto:
"SOLICITAD
LA CLASE DE RELIGIÓN EN LOS COLEGIOS.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario