lunes, 15 de abril de 2024

3.- Noticias


 
&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Concierto de bandas de música, celebrado ayer en nuestra Parroquia


Haz clip en el siguiente enlace:


&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Actividades que la Delegación para la Pastoral Familiar de la Diócesis organizará en Mérida durante la Semana del Matrimonio

Iros apuntando a todas las actividades que podáis, sería hermoso las 2 actividades más importantes para los que sois matrimonios:

Viernes, día 16 de febrero “Ruta Romántica”. Comienzo a las 19:15 h. Es una actividad ideal para invitar a todos los matrimonios, ya que está pensado desde una mirada a nuestros monumentos desde una perspectiva catequética, además de cultural e histórica:

Recorrido.- Puente Romano (Guadiana), Alcazaba, Conventual Sántiaguista, Templo de Diana, Pórtico del Foro, Domus Eclessiae (interior) Puerta de la Villa, Cripta de Sta. Eulalia (interior) y Basílica de Sta. Eulalia, donde renovaremos las promesas matrimoniales. Se puede invitar también a parejas de novios.

Sábado, 17 de febrero “Eucaristía en Santa Eulalia”.

Donde podremos ganar el jubileo, 19:30 h.

Aprovechando la oportunidad única con la que contamos este año Jubilar en la Basílica de Sta. Eulalia en nuestra ciudad, os invitamos a todos y a todos los matrimonios a celebarar juntos esta Eucaristía de acción de gracias por el sacramento del matrimonio.

Durante la Eucaristía se renovarán las promesas matrimoniales.

Unamos nuestras fuerzas todos los matrimonios de Mérida. No nos separemos por parroquia.

Yo estaré en la Ruta Romántica, acompañando, del 16 de febrero y el la Eucaristía de santa Eulalia del 17 a las 19,30.

Ánimo

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

FELICITACIÓN DE NUESTRO PÁRROCO


Ayer, 18 de diciembre, nuestra parroquia se llenaba de bullicio y algarabía pues los más, los del despertar religiosos, invadías nuestro templo para felicitarnos la Navidad, una niña y niño hicieron de María y de San José. Recitaron poesías hablando de la navidad y al final, con sus padres y otros familiares presentes, nos interpretaron un hermoso villancico. Gracias peques por hacernos una tarde inolvidable.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

X aniversario del COMEDOR SOCIAL

 padre Cristóbal de MÉRIDA

 


Hoy también es noticia en nuestra parroquia el X aniversario del COMEDOR SOCIAL padre Cristóbal de MÉRIDA, iniciativa de las HH. Hospitalarias de Jesús Nazareno

        Ayer era el primer Domingo de Adviento, y celebramos la eucaristía con la alegre esperanza de que Jesús, que viene en cada acontecimiento, también quiere venir, aunque no seamos dignos, al corazón de cada hombre.

        Nos preparamos para la Navidad, que no cosiste en comprar regalos y encender con miles de luces las calles de nuestros pueblos y ciudades, sino en hacer obras buenas, así Jesús nacerá en el corazón de cada uno.

        Un despertador que nos puede recordar esto es la corona  de Adviento en la que cada semana, encendiendo una nueva vela nos recordará que Jesús está cerca. Ayer, los niños, trajeron unas coronas que ellos, con la ayuda de sus padres, habían hecho, para bendecirlas, y que, en sus casas, les recuerde que Jesús quiere nacer en cada uno de nosotros. Una celebración muy hermosa. Ojalá que el amor a Jesús crezca cada día más en nosotros.


El mañana lunes, 27 de noviembre, día de La Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, rezaremos el Santo Rosario, a las 19:00 horas, y a continuación la Eucaristía. 






Hoy, en la Eucaristía de 13 horas, en la Parroquia de San José, nos han visitado unos hermanos, que nos necesitan, no podemos cerrarles nuestras redes, son de los preferidos  de Jesús, que, por motivos diversos, han tenido problemas personales y familiares y, ahora, están, de una forma u otra, rehabilitándose en el centro Padre Cristóbal de Mérida. Ha sido una celebración hermosa, en ella estaban ellos y los niños, otro grupo de los preferidos. Ellos prepararon la Eucaristía, moniciones, oraciones de los fieles y ofrendas. Al final se quisieron hacer una fotografía. Encuentro gozoso. Damos gracias a Dios. Hasta cuando queráis 

  *Carta que ha dirigido el Patriarca de Jerusalén, el Cardenal Franciscano Pierbattista Pizzaballa a la Iglesia Madre de Jerusalén y en ella por tanto a toda la Iglesia Universal.*

 El Cardenal Pizzaballa envía una carta a la diócesis de lectura obligada al buscar cómo vivir estas horas en comunión con Tierra Santa.



Estimados hermanos y hermanas,

¡Que el Señor les dé la paz!

Estamos atravesando uno de los períodos más difíciles y dolorosos de nuestra historia reciente. Desde hace más de dos semanas, nos inundan imágenes de horror, que han despertado antiguos traumas, abierto nuevas heridas y hecho estallar el dolor, la frustración y la rabia dentro de todos nosotros. Mucho parece hablar de muerte y odio sin fin. Muchos "por qué" se superponen en nuestra mente, aumentando así nuestra sensación de desconcierto.

El mundo entero mira a esta Tierra Santa nuestra, como un lugar que es causa constante de guerras y divisiones. Precisamente por eso, fue hermoso que hace unos días, el mundo entero se uniera a nosotros con una jornada de oración y ayuno por la paz. Una hermosa mirada a Tierra Santa y un momento importante de unidad con nuestra Iglesia. Y esta mirada continúa. El 27 de octubre, el Papa ha convocado una segunda jornada de oración y ayuno, para que nuestra intercesión continúe. Será un día que celebraremos con convicción. Es quizás lo principal que podemos hacer los cristianos en este momento: orar, hacer penitencia, interceder. Y por esto damos gracias al Santo Padre desde el fondo de nuestro corazón.

En todo este fragor donde el ruido ensordecedor de las bombas se mezcla con las muchas voces de dolor y los tantos sentimientos contradictorios, siento la necesidad de compartir con vosotros una palabra que tiene su origen en el Evangelio de Jesús, porque al fin y al cabo es de ahí de donde todos debemos partir y allí donde debemos volver siempre. Una palabra del Evangelio que nos ayuda a vivir este trágico momento uniendo nuestros sentimientos a los de Jesús.

Mirar a Jesús, por supuesto, no significa sentirse exento del deber de decir, denunciar, recordar, así como consolar y animar. Como hemos escuchado en el Evangelio del domingo pasado, es necesario dar «al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22, 21). Por eso, mirando a Dios, queremos, ante todo, dar al César lo que es suyo.

Mi consciencia y mi deber moral me obligan a declarar claramente que lo que ocurrió el 7 de octubre en el sur de Israel no es en modo alguno admisible y no podemos dejar de condenarlo. No hay razón para semejante atrocidad. Sí, tenemos el deber de afirmarlo y denunciarlo. El recurso a la violencia no es compatible con el Evangelio y no conduce a la paz. La vida de cada persona humana tiene igual dignidad ante Dios, que nos ha creado a todos a Su imagen.

Sin embargo, la misma conciencia, con un gran peso en mi corazón, me lleva hoy a afirmar con la misma claridad que este nuevo ciclo de violencia ha provocado más de cinco mil muertes en Gaza, entre ellas muchas mujeres y niños, decenas de miles de heridos, barrios arrasados, falta de medicamentos, agua y artículos de primera necesidad para más de dos millones de personas. Son tragedias que no se comprenden y que tenemos el deber de denunciar y condenar sin reservas. Los continuos e intensos bombardeos que han estado golpeando Gaza durante días solo causarán muerte y destrucción y no harán más que aumentar el odio y el resentimiento, no resolverán ningún problema, sino que crearán otros nuevos. Es hora de detener esta guerra, esta violencia sin sentido.

Sólo si se pone fin a decenios de ocupación y a sus trágicas consecuencias, y se da una perspectiva nacional clara y segura al pueblo palestino se puede iniciar un proceso de paz serio. Si este problema no se resuelve de raíz, nunca habrá la estabilidad que todos queremos. La tragedia de estos días debe llevarnos a todos, religiosos, políticos, sociedad civil, comunidad internacional, a un compromiso más serio en este sentido que el que se ha hecho hasta ahora. Solo así podremos evitar más tragedias como la que estamos viviendo ahora. Se lo debemos a las muchas, demasiadas víctimas de estos días y de todos estos años. No tenemos derecho a dejar esta tarea a otros.

Pero no puedo vivir este tiempo tan doloroso sin volver la mirada hacia arriba, sin mirar a Cristo, sin que la fe ilumine mi forma de ver y vuestra forma de ver lo que estamos viviendo, sin volver el pensamiento a Dios. Necesitamos una Palabra que nos acompañe, nos consuele y nos anime. La necesitamos como el aire que respiramos.

«Os he dicho esto para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulaciones, pero tened ánimo: ¡yo he vencido al mundo!» (Juan 16,33).

Nos encontramos en vísperas de la pasión de Jesús. El dirige estas palabras a sus discípulos, que pronto serán zarandeados como en una tormenta ante su muerte. Entrarán en pánico, se dispersarán y huirán, como ovejas sin pastor.

Pero esta última palabra de Jesús es un estímulo. No dice que va a ganar, sino que ya ganó. Incluso en el drama venidero, los discípulos podrán tener paz. Esto no es una paz irenista y teórica, ni es una resignación al hecho de que el mundo es malo y que no hay nada que podamos hacer para cambiarlo. Sino de tener la certeza de que fue precisamente en medio de toda esta maldad que Jesús salió victorioso. A pesar del mal que asola al mundo, Jesús logró una victoria, estableció una nueva realidad, un nuevo orden, que después de la resurrección será asumido por los discípulos renacidos en el Espíritu.

Es en la cruz donde Jesús venció. Ni con las armas, ni con el poder político, ni con grandes medios, ni imponiéndose. La paz de la que habla no tiene nada que ver con la victoria sobre el otro. Conquistó el mundo, amándolo. Es verdad que en la cruz comienza una nueva realidad y un nuevo orden, el de quien da la vida por amor. Y con la Resurrección y el don del Espíritu, esa realidad y ese orden pertenecen a sus discípulos. A nosotros. La respuesta de Dios a la pregunta de ¿por qué los justos sufren? no es una explicación, sino una Presencia. Es Cristo en la cruz.

En esto apostamos nuestra fe hoy. Jesús habla correctamente de valentía en ese versículo. Una paz como esta, un amor como este, requiere un gran coraje.

Tener el coraje del amor y de la paz aquí, hoy, significa no permitir que el odio, la venganza, la ira y el dolor ocupen todo el espacio de nuestro corazón, de nuestros discursos, de nuestro pensamiento. Significa comprometernos personalmente con la justicia, ser capaces de afirmar y denunciar la dolorosa verdad de injusticia y maldad que nos rodea, sin que ello contamine nuestras relaciones. Significa comprometerse, estar convencido de que vale la pena hacer todo lo posible por la paz, la justicia, la igualdad y la reconciliación. Nuestro discurso no debe estar lleno de muerte y puertas cerradas. Por el contrario, nuestras palabras deben ser creativas, dar vida, crear perspectivas, abrir horizontes.

Se necesita coraje para poder exigir justicia sin propagar el odio. Se necesita coraje para pedir misericordia, para rechazar la opresión, para promover la igualdad sin exigir uniformidad, para mantenerse libre. Se necesita coraje hoy, incluso en nuestra Diócesis y en nuestras comunidades, para mantener la unidad, para sentirnos unidos unos con otros, a pesar de la diversidad de nuestras opiniones, sensibilidades y visiones.

Quiero, queremos ser parte de este nuevo orden que Cristo ha inaugurado. Queremos pedirle a Dios ese coraje. Queremos ser victoriosos sobre el mundo, asumiendo sobre nosotros esa misma Cruz, que también es nuestra, hecha de dolor y de amor, de verdad y de miedo, de injusticia y de don, de grito y de perdón.

Rezo por todos nosotros, y especialmente por la pequeña comunidad de Gaza, que es la que más sufre. En particular, nuestro pensamiento se dirige a los 18 hermanos y hermanas que han fallecido recientemente, así como a sus familias que conocemos personalmente. Su dolor es grande y, sin embargo, cada día me doy más cuenta de que están en paz. Asustados, conmocionados, angustiados, pero con paz en sus corazones. Todos estamos con ellos, en la oración y en la solidaridad concreta, agradeciéndoles su hermoso testimonio.

Finalmente, recemos por todas las víctimas inocentes. El sufrimiento de los inocentes ante Dios tiene un valor precioso y redentor, porque está unido al sufrimiento redentor de Cristo. ¡Que su sufrimiento acerque cada vez más la paz!


Nos acercamos a la solemnidad de la Reina de Palestina, patrona de nuestra diócesis. Ese santuario fue erigido en otro tiempo de guerra, y fue elegido como un lugar especial para orar por la paz. ¡En esos días volveremos a consagrar nuestra Iglesia y nuestra tierra a la Reina de Palestina! Pido a todas las iglesias del mundo que se unan al Santo Padre y a nosotros en la oración y en la búsqueda de la justicia y la paz.

Este año no podremos volver a reunirnos todos, porque la situación no lo permite. Pero estoy seguro de que toda la diócesis estará unida ese día para rezar en unidad y solidaridad por la paz, no la del mundo, sino la que Cristo nos da.

Con mis oraciones,

†Pierbattista Card. Pizzaballa

Patriarca latino de Jerusalén

 

 

     Ayer, 12 de octubre,  fiesta de nuestra Sra. del Pilar, la parroquia de San José fue un hervidero de personas y de alegría. Se celebró a la Patrona de la guardia Civil. El párroco en la homilía dijo que, María además de madre ha de ser nuestro modelo de servicio y de entrega total a Dios y a los hombres.

    Además del Capitán Jefe y de la Compañía de la guardia Civil en Mérida, nos acompañó en Alcalde D. Antonio Rodríguez Osuna, el Jefe de cuerpo Nacional de Policía y otras autoridades, además de un nutrido grupo de parroquianos y emeritenses en general. 

    Después fuimos invitado a compartir un buen aperitivo en la casa Cuartel. 

    Bonita fiesta

 

Comienza el Sínodo

El día cuatro arranca en Roma el Sínodo. Previamente, este sábado por la tarde, el Papa estará en la plaza de San Pedro con el Patriarca Ecuménico Bartolomé I, el arzobispo de Canterbury Welby y otros líderes eclesiales para rezar por los trabajos de la asamblea que se inaugurará el miércoles. El acto ha sido organizado por la Comunidad de Taizé en colaboración con los Dicasterios vaticanos y el Vicariato de Roma. Se esperan miles de jóvenes de Europa, Estados Unidos, África y Asia.    

   El camino sinodal ha tenido tres fases fundamentales: la fase diocesana, la regional y continental y, finalmente, la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos se celebrará en dos sesiones: la primera del 4 al 29 de octubre de 2023, y la segunda en octubre de 2024.

El objetivo de este tiempo es que la Iglesia pueda aprender, a partir de este camino sinodal, qué procesos le pueden ayudar a vivir la comunión, realizar la participación y abrirse a la misión.

Como señalaban los Cardenales Hollerich y Grech en una reciente conversación con los periodistas en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Sínodo “es un discernimiento, es una oración”, palabras que recuerdan la enseñanza del Papa Francisco, quien siempre ha observado que el sínodo no es un parlamento, sino un “meterse en juego con el Espíritu”.

(Editorial de Iglesia en Camino nº 1375)

 



 

 

 








 

 

 

 

Haz clic en:

 Los siete domingos en honor a San José

Toda la vida de San José fue un acto continuo de fe y obediencia.

 

 Biografía del Padre Cristóbal

  Biografía del Padre Cristóbal 





FONDO DIOCESANO DE COMUNIÓN FRATERNA





Triduo a Ntro. Padre Jesús del Amor





No hay comentarios:

Publicar un comentario